Líjar vuelve sobre uno de los episodios más célebres y distintivos de su historia, que llevaba un lustro en el olvido. El domingo día 14 de julio, este pueblo de la sierra de Filabres celebrará una fiesta en la piscina municipal y su bar para recordar aquel pasaje del año 1883 cuando el entonces alcalde de Líjar, Miguel García Sáez, decidió declarar la guerra a Francia. Pasó un siglo de guerra y este conflicto entre Líjar y Francia acabó en 1983 al firmarse una declaración de paz con toda la solemnidad oficial y entre migas y vino. En esos cien años no se supo de ningún tiro o bomba. Incluso muchos lijareños emigraron a Francia, donde, se conoce, que no fueron atacados ni hechos prisioneros. Ahora las lanzas se tornan cañas, pero de cerveza. Y más actividades.
Programa de actos
Entre los actos previstos a partir de las ocho de la tarde del día 14 hay espacio dedicado a la propia historia. Se leerán documentos, se proyectará un video realizado hace años y se hará una representación teatral a cargo de la asociación ‘Lijar somos To2’. Tocará además la banda local Santa Cecilia el pasodoble Líjar, interpretado por la también cantante local Laura Molina y para acabar habrá incluso la actuación del monologuista local El Iván, un divertido maestro y carpintero que ya ha hecho sus pinitos en la noche almeriense con su estupendo monólogo ‘La vida de Estudiante’.
Iniciativa privada
A diferencia de otros años, esta iniciativa parte de la gente del pueblo, de Verónica Molina y Rocio Utrera, que quieren animar un pueblo habitualmente dormido en verano. Iván Molina, el monologuista afirma que “debería hacerse todos los años porque es lo único que tenemos de historia diferente. Los Moros y Cristianos los hay en muchos sitios”, asegura.
En Líjar, el apellido Molina es el más extendido. Crescencio Molina fue alcalde dos legislaturas y en su primera, de 1999 hasta 2003, aprovechó el vigésimo aniversario de la firma de la paz para crear unas jornadas históricas sobre el tema, “vi este hecho como un reclamo para dar a conocer Líjar”, recuerda. Aquellas jornadas respetaron fechas y el carácter histórico del hecho, a diferencia del tono lúdico y festivo que tendrá este nueva celebración. El antiguo alcalde recuerda que aquello “l e dio cierto bombo” al pueblo, siempre con la cruz de ser confundido con Níjar. Incluso le pusieron el nombre de Alfonso XII a una calle del pueblo e intentaron hermanarse con una población gala.Sobre el nuevo intento ahora el próximo día 14, Crescencio Molina asegura: “El cartel está muy bien y creo que puede funcionar si hay una continuidad. Pero, si el Ayuntamiento no respalda la idea, no saldrá adelante”.
Ahora el día 14
Los promotores de esta nueva idea no ocultan su intención legítima y noble, incluido el cambio de fechas. Se trata de traer a gente en verano, y en concreto a la piscina. Para ello se aprovecha la señalada Fiesta Nacional de Francia, la toma de la Bastilla, para hacer una mezcolanza simpática de república, monarquía, piscina en la sierra y tapeo. En esta ocasión, los franceses conquistarán Líjar con sus gustos y se repartirá de forma gratuita entre los asistentes una ‘croque-monsieur’, algo así como un bocadillito de queso gratinado. De esta forma, se cambiará un poco el guión de la historia pero se intentará atraer a más visitantes.
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