Eran las 10,30 horas de la mañana, entraba por la puerta del centro de servicios sociales comunitarios de Nueva Andalucía y al cruzar la puerta de la zona de aulas de pronto llegaba a un planeta desconocido habitado por un montón de niños, casi 35 ocupaban la habitación, y un extraterrestre muy curioso que les invitaba a cantar y bailar El minué.
No es que la que suscribe se haya vuelto loca, no, es que entraba en todo un mundo diseñado por los monitores y prácticos del centro de servicios sociales para que los más pequeños disfruten de un verano diferente gracias a la escuela de verano que, financiado por el Ayuntamiento, les da la oportunidad de convivir, jugar, divertirse y recibir educación en valores ciudadanos.
Explica la concejal de Asuntos Sociales, Aranzazu Martín, lo difícil que ha sido este año conseguir partida económica para financiar estas “necesarias” escuelas de verano que permiten a “niños con menos recursos” el tener un verano diferente.Así asegura que “sea como sea, tenemos que seguir invirtiendo en ellas”. Explica Martín que la escuela de Nueva Andalucía cuenta con un total de 35 niños con edades comprendidas entre los 4 y los 10 años.
Está dedicada a menores con pocos recursos y cuyos padres trabajan por lo que, entre las 9,00 y las 14,00 horas cuentan con un lugar en el que estar, pero un lugar que les sirve para “aprender sobre hábitos alimenticios, convivencia, educación en valores, además de muchos juegos”.
En esta escuela están involucrados los monitores habituales, dos de refuerzo y varios monitores en prácticas que, según explicó la concejal, “son chavales que están aún en el instituto, con los que llevamos trabajando tiempo a través del programa de absentismo escolar y que se han involucrado muchísimo”.
En el centro de servicios sociales de la zona de Rambla Belén-Amatisteros también hay escuela de verano aunque es un poco diferente a la anterior.
Afirma Martín que en este centro se trabaja un importante programa contra el absentismo escolar durante todo el año, a los que se les ofertan la realización de talleres de acuerdo a su edad. El hecho de que haya jóvenes dispuestos a ceder parte de su descanso para participar en este tipo de actividades es para la edil de Servicios Sociales “todo un logro” y muestran “el compromiso que tienen con el programa”.
Ciertamente este año el centro de servicios sociales comunitarios del Casco Histórico no se lleva directamente desde el área de Servicios Sociales, pero también cuenta con escuela de verano gracias a la financiación del Plan Urban.
Este colegio veraniego acoge a un total de 40 niños con edades comprendidas entre los 6 y los 12 años. Cuenta con un horario que va desde las ocho de la mañana hasta las tres de la tarde.
Para Aranzazu Martín hay que apostar por el Plan Urban para trabajar en materia de servicios sociales ya que hay partida presupuestaria para ello. En el caso de esta escuela, se ha puesto a disposición del plan el espacio y todas las necesidades que se le planteen, así como el conocimiento de las familias que se benefician de este centro.
Pero la preocupación para poder ofertar veranos divertidos a las personas con menos recursos no solo lleva al Ayuntamiento a trabajar con las escuelas de verano, sino que, también colaboran con el campamento urbano que organizan los jesuitas bajo el nombre Campamento Arco Iris en la parroquia de Piedras Redondas.
En este caso la colaboración existente por parte del Ayuntamiento consiste en sufragar el transporte público. Para ello, Martín explica que negoció con la empresa concesionaria del servicio de autobuses Surbús que “colaboró sin problemas para que se pudieran realizar las diferentes excursiones que tienen previstas en el campamento”. Lo que tiene claro la concejal de Servicios Sociales es que invertir en estas escuelas “merece la pena”.
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