Juan Martín Jiménez, dueño del chiringuito apercibido con una multa de 60.000 euros por el Servicio Provincial de Costas, se lamenta y queja por el trato recibido por parte de la administración. LA VOZ informó ayer que Costas propone una resolución publicada ya en el BOP. por la que además de la sanción económica se propone la demolición en un plazo de 15 días. “Me están haciendo unas cargas económicos que no entiendo. Yo no soy Bárcenas, no he robado a nadie”, afirma indignado Juan Martín Jiménez.
En 2003 construyó un chiringuito que hoy lleva el nombre de South Beach. Ya había uno similar un poco más cercano a a la entrada de esta playa del Carboncillo, que cubre de arena el otro lado frente al mar del espigón de poniente de la escollera del puerto. Su chiringuito es el segundo de tres, uno detrás de otro a unos trescientos metros de separación.
Locales de noche
Ninguno de los tres establecimientos alineados en esa playa es el típico chiringuito de caña y sardinas a la plancha. Son chiringuitos de noche, dirigidos a la juventud del municipio, que puede llegar a ellos tanto andando como en coche, ya que hay un gran anchurón de tierra firme donde aparcar.
Juan Martín Jiménez, hijo de agricultores es un vecino de Adra conocido en la localidad del poniente porque hace quince años abrió un céntrico pub de estilo irlandés, con la cerveza Guinness como estandarte.
Con otros dos socios con los que formó una sociedad dio el salto de llevar el ocio de noche a la playa. Ahora lamenta que aquella decisión le está saliendo muy cara, en dinero y en comprensión por la burocracia administrativa. “A mi nadie me dijo hace diez años que no podía hacer el chiringuito. Me dejaron hacerlo con permiso de obra. El mismo vigilante de Costas cogió la cinta y me dijo dónde tenía que echar la solera. Si a mi me dice que yo me voy a gastar 280.000 euros y luego a los cinco años no va a valer, entonces no lo hago”, afirma a LA VOZ su dueño.
Hace años Juan Martín está decidido a hacer las reformas necesarias para acomodarse a la ley actual, pero pide un respiro a la administración. “Yo se lo he dicho, que ellos llegan avasallando. Yo le dije que esta temporada por tiempo y por economía no me da tiempo, lo haré tras la temporada”.
Según Martín, montar y desmongar un chiringuito así se puede poner en unos 20.000 euros, “lo que no da en toda la temporada”.
Lamento
“Esto no hay quien lo aguante. Lo único que estoy pillando son palos y palos. Que se queden con él, me den lo que me costó y lo exploten. Yo soy el atropellado”, afirma el dueño del chiringuito South Beach, que asegura que su negocio tiene 280 metros y no 800 mientras que locales semejantes en la playa de Mojácar exceden lo legal y no hacen nada al respecto.
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