El masterchef Juan Manuel es homenajeado por su pueblo

Fue el homenaje que Juan Manuel llevaba días esperando. Y si cabe, aún con más ganas, los vecinos de Albox, su pueblo natal. La plaza de San Francisco fue el lugar escogido para la firma del libro de recetas del ganador del programa ‘MasterChef’. Cientos de vecinos hicieron cola el pasado viernes para conseguir un recuerdo que guardarán por mucho tiempo. La rúbrica del primer ‘MasterChef’ español en su libro de recetas.

Concurso Juan Manuel no sólo cumplió con el protocolo firmando los ejemplares de sus paisanos y sonriendo a las cámaras. Antes de estampar su firma, dirigió un concurso en el que doce niños compitieron por conseguir el mejor plato, siguiendo un formato similar al del programa . Juan Manuel probó todos y cada uno de los platos y eligió un ganador, además de hacer de maestro de ceremonias.
Durante el acto, organizado por la Asociación de Empresarios de Albox-Valle del Almanzora (AEPA), el cocinero respondió con sinceridad y espontaneidad a las preguntas que se le formularon acerca de su paso por el concurso y del éxito que ha cosechado. Con la oratoria  de quien ya está curtido en mil y una entrevistas  agradeció a sus vecinos su compañía “en un día tan importante”. Una vez más, el ‘MasterChef’ nacional defendió los productos de la tierra que le ha visto crecer. De hecho, tal y como relató, su atracción por los gurullos con conejo ya han atraído hasta el Almanzora la visita de foráneos, que han preguntado por este plato en restaurantes de la zona. La fritada de Suflí, el jamón de Serón y el pimiento de Albox son parte de algunas de las recetas presentes en su libro.

Concurso Finalizado el acto, que fue presentado por Aurora Cerdán, AEPA entregó a Juan Manuel una placa como reconocimiento a su trabajo en el programa. La propia madre del cocinero también le obsequió con una elaborada figura artesanal. Después, un río de albojenses que desembocaba ante Juan Manuel invadió la plaza en busca del autógrafo del primer ‘MasterChef español. A algunos les bastó con poder estrechar la mano de su paisano y felicitarle, por fin, en persona.