Jóvenes de Almería se acercan a la cultura americana durante un mes

Algunos jóvenes almerienses han tenido la oportunidad de conocer de cerca la cultura americana gracias a un programa de inmersión lingüística. Durante el mes de julio, un grupo de chicos de entre 13 y 17 años han vivido el sueño estadounidense en la zona de Los Grandes Lagos de Michigan, donde la naturaleza aún sigue viva.
Bien poco se parece Michigan a Almería, algo que ha conseguido dejar con la boca abierta a cada uno de los jóvenes que han participado en esta experiencia a miles de kilómetros de casa. Samuel Bautista, de Almerimar; Antonio Cano, de Retamar, José Manuel Sánchez, de Aguadulce; y Anyes Segura, almeriense y monitora titular de los chicos, han sido algunos de los privilegiados que han podido disfrutar de estas vacaciones bilingües.

Familias voluntarias Los jóvenes que han participado en este programa han vivido con familias estadounidenses voluntarias. “Este concepto no existe en Europa. Se trata de familias que están deseando acoger estudiantes españoles sin cobrar nada”, explica Anyes Segura,  que ha acompañado a los chicos durante toda su estancia en EEUU.
Durante el mes que ha durado la inmersión lingüística, no ha habido momento para el aburrimiento. “A las 8.30 un autobus amarillo, como el de Los Simpsons, recogía a los alumnos en sus casas para llevarlos al colegio. Allí estaban hasta las 12.30 dando clase hasta la hora del ‘lunch’ y después realizaban diferentes actividades como visitas a otras ciudades como Chicago”, explica Segura.

Anécdotas Lagos infinitos, autobuses amarillos que te llevan al colegio, barbacoas en el porche y hamburguesas para comer. Casi todos los jóvenes españoles han visto estas imágenes alguna vez en una película americana, pero claro está que no es lo mismo  vivirlo en primera persona.
Los jóvenes difícilmente podrán olvidar el día de su llegada cuando las 25 familias de acogida los esperaban en un descampado al lado del colegio con pancartas y los coches decorados. “Todo muy americano”, reconocen. Tampoco borrarán el recuerdo de su visita a Chicago y sus rascacielos. “Mirabas hacia arriba y apenas veías el cielo”, describe Segura.
 Los cuatro almerienses siempre se reirán con sus comparaciones de los lagos de Michigan con las playas de El Zapillo. “El hecho de meterte en el agua, no ver el fin y notar en el labio agua dulce era muy raro, sobre todo para mí, que me he criado en Pescadería”, dice entre bromas la monitora de los chicos.
Estar tan lejos de casa también hace que se echen de menos algunas cosas como la comida española. “Les gustaban las hamburguesas, pero después de una semana, todos querían tortilla de patatas y gazpacho”, explica Segura.
El balance de estas vacaciones es bueno. “Los niños tienen que hablar inglés sí o sí con las familias, además se trata de gente que está deseando acoger a jóvenes, por lo que la experiencia es única”.