Las casas rurales de la provincia de Almería afrontan un nuevo reto el próximo puente del 1 de mayo. Aunque con mejores perspectivas que en años anteriores, el buen tiempo, las agresivas ofertas de los hoteles de playa y la competencia desleal volverán a influir en la respuesta de la demanda, que en la pasada Semana Santa ha bajado un 30 por ciento. Así lo ha expresado a LA VOZ, Ramón Medina, presidente de la Asociación de Empresarios Turísticos del Valle del Almanzora.
“Estamos trabajando contra un 50 o 60 por ciento de ilegales en el interior de la provincia. Y yo se lo dije al Ministro, quien estuvo acertado en todo lo que dijo. Nos está haciendo mucho año, no solo a nuestros establecimientos sino a la economía en general”, afirma este empresario hostelero.
Medina y su asociación de empresarios entregó hace algunos meses un escrito formal en la delegación de Turismo de la Junta de Andalucía en Almería.
Más inspectores Ha pasado un tiempo y no han recibido “les he pedido que pongan más inspectores, no para nosotros sino para los que hacen cosas ilegales”, afirma Medina. “No está haciendo nada la Consejería, ni denunciando ni visitando ni nada, estamos totalmente indefensos”, afirma Medina, quien lamenta que no puede aportar cifras concretas, aunque sí que ha aportado alguna denuncia concreta entre sus asociados.
Además de que existen decenas, quizás centenares de casas particulares, alquiladas de forma privada y al margen de las formalidades legales, Medina asegura que hay redes que están funcionando por internet y que están haciendo mucho daño a los establecimientos dados de alta como negocios y sometidos a las estrictas normas de seguiridad y calidad. Según el presidente de la Asociación de Empresarios Turísticos del Valle del Almanzora, los precios de estas casas rurales ilegales están por los suelos.
No bajar precios Por internet se ofrecen precios de hasta 10 por persona al día en casas privadas. En cambio, las casas rurales reconocidas marcan precios entre 25 y 35 euros por persona y día. “No tienen ninguna seguridad y las calidades son deplorables con sofás de segunda mano”, asegura.
Según este hostelero, dueño del complejo de casas Reul Alto en Laroya, los empresarios de turismo de interior llevan 10 años con precios congelados y no ve posible bajarlos para hacer frente a la competencia de los hoteles de playa. “El tema gordo es el de los ilegales. No tengo nada en contra de los establecimientos de playa. Cada uno trabajamos con hermandad y fidelidad”, afirma. Para Medina, la competencia de los hoteles de playa es lógica y además han contado con la complicidad y suerte del buen tiempo. “Lo tenemos complicado. Tendríamos que subir precios. Si los bajamos perdemos dinero y tenemos que cerrar, así que solo sobrevivimos. Quizás el año que viene si el hombre del tiempo anuncia lluvia en Semana Santa nos facilite la labor”.
Más complejo Para Claus Ehrlich, secretario general de la Red Andaluza de Alojamientos Rurales, el problema de la competencia desleal es más complejo, “es una discusión que lleva más de veinte años y no ha habido forma de meterle mano. No puedes prohibir a nadie que alquile su casa. No se puede poner un policía en cada casa”.
Para este experto gestor turístico la solución está en buscar apoyos e incentivos a aquellos establecimientos que se asocien y funcionen mejor. Además habría que promover el asociacionismo y una normativa más simple y sencilla que permita acogers
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