La actividad humana provoca una pérdida de posidonia del 7% al año

La costa de Almería aloja la población más importante del Mediterráneo de esta planta marina

Las praderas de Posidonia garantizan la biodiversidad de los fondos marinos y evitan la erosión de l
Las praderas de Posidonia garantizan la biodiversidad de los fondos marinos y evitan la erosión de l
Eva de la Torre
19:35 • 04 jul. 2014

Vertidos de contaminantes, presión urbanística en en la línea de costa, incremento de los fondeos de embarcaciones de de recreo, pesca incontrolada, actividad portuaria, bloqueo de las zonas de dunas, calentamiento global... Todas estas y algunas más son las causas que están provocando la destrucción de las praderas de posidonia en los fondos del mar Mediterráneo.




Un estudio realizado por el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (Imedea), centro mixto de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas  y la Universidad de las Islas Baleares, ha revelado que la tasa anual de pérdida de densidad de la posidonia en el Mediterráneo es del 7%.




Catástrofe
Nuria Marbà, investigadora del Imedea y coautora del estudio, alerta de que la desaparición de este planta marina podría suponer una verdadera catástrofe para el medioambiente, la economía y la vida en general.




“La Posidonia Oceánica es el único sumidero de CO2 que hay en el mar Mediterráneo. Si desaparaciese, dejaríamos de tener este método natural de secuestrar el CO2 atmosférico”, explica Marbà.




Pero el problema puede llegar a ser aún mayor, ya que, tal y como señala la investigadora “aunque no está cuantificado, se está viendo que al perder la vegetación hay riesgo de que esos depósitos se liberen y acaben siendo una fuente de emisión de CO2”.




Sin llegar a esos extremos, la disminución de este alga conllevaría muchos problemas para las zonas costeras y no hay que olvidar que Almería, con 16.000 hectáreas, tiene el 92% de las praderas de posidonia de Andalucía.




Para empezar, proporcionan refugio a multitud de especies que aumentan la biodiversidad de nuestro mar y suponen un alimento para otros peces, de forma que son una parte fundamental del ecosistema marino.




También ayudan a fijar la arena al fondo, evitando la erosión costera. Asimismo, son una fuente de arena, ya que muchos de los pequeños animales que habitan entre ellas, cuando mueren y se desprende la parte calcárea que los componen acaban  en forma de arena en la costa.


No solamente el estudio realizado desde el Imedea ha revelado el problema de la merma de las praderas de posidonia. También lo ha detectado la Red de voluntarios Posimed Andalucía, creada en 2009 por la Consejería de Medio Ambiente e integrada en la red Posimed a nivel nacional, y cuyo objetivo es determinar el estado de salud de las praderas. En las últimas décadas, las praderas de fanerógamas han sufrido una regresión a un ritmo que duplica el de la pérdida de las selvas amazónicas, un hecho que fue determinante para su protección por la Directiva europea de Habitat.


Boyas de fondeo
Nuria Marbà aconseja la adopción de medidas para evitar que esta pérdida siga avanzando. En primer lugar, veter el agua al mar lo más limpia posible, ya que la posidonia son muy sensibles a los vertidos. Controlar las construcciones en la costa y, fundamentalmente, en un sistema dunar, ya que la arena se encuentra con una barrera que impide el natural flujo hacia el mar.


Evitar los fondeos de embarcaciones deportivas, ya que las anclas arrancan los haces de las plantas. Para ello, Marbà aconseja instalar campos de boyas de fondeo, algo que la Junta de Andalucía, que ha colocado 41 dispositivos que permitirán el amarre de embarcaciones de hasta 15 metros de eslora.


Y por último, pero quizás lo más importante, la investigadora pide “la adopción de medidas a nivel global para frenar el calentamiento global”.



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