Alfarería de Albox en un museo de Hamburgo

No sería difícil explicar la historia de Albox sin hacer mención a la tradición alfarera de este municipio. Sería imposible. Tal ha sido la importancia-y la calidad- de esta artesanía en la localidad más poblada del Valle del Almanzora que varias piezas de sus alfareros fueron llevadas en la década de los 70 al Museo Arqueológico de Hamburgo, donde permanecen.

Un dato que ha pasado durante décadas desapercibido para la gran mayoría de vecinos y que muchos pudieron conocer mediante la charla-coloquia denominada ‘Albox, un pueblo alfarero’ celebrada en el Círculo Mercantil albojense con motivo del centenario de esta asociación y organizada junto a la asociación cultural Somos Albojenses.

Grabación alemana

Curiosamente, el traslado hasta Alemania de utensilios elaborados con barro no es la única relación que guarda la artesanía de Albox con el país germano. Uno de los documentales que se visualizaron en la tarde-noche del pasado sábado fue obra de un ciudadano alemán, que en 1975 inmortalizó el trabajo de alfarerías como la de Herminio Hernández y la de Los Puntas.

Minutos inéditos de una grabación que pudieroncontemplar las decenas de albojenses que no quisieron perderse este evento, en el que tuvieron ola portunidad de plantear a los alfareros allí presentes las cuestiones que más interés despertaban en ellos.

“Albox tenía tres pilares fundamentales que eran la alfarería, el comercio y los arrieros”, recordó al principio del acto Juan Alfonso, de Los Puntas. “En Albox llegó a haber hasta 25 alfarerías a principios de siglo pasado en las que se hacía todo tipo de material necesario en las casas”, apuntó Alfonso.

Nuevos tiempos

Precisamente el cambio de los productos ofrecidos por los artesanos ocupó parte importante del coloquio. Cómo se ha pasado del reclamo de las obras de alfarería por necesidad a la demanda de utensilios con motivo decorativo. Un salto que se produjo a finales de la década de los 70, según coincidieron los alfareros.

Este hecho obligó a reinventarse a los trabajadores que se dedicaban a este tipo de artesanía. Otro alfarero del municipio, Herminio Hernández, recordó cómo antes de este cambio elaboraba más de 100 cántaros al día que llegaban a distintos puntos pueblos de la comarca y de la provincia almeriense. “La experiencia de 58 o 60 años es la que te hace maestro”, sentenció Herminio Hernández, quien vaticinó que la “alfarería no va a desaparecer nunca”.

Por su parte Antonio Alfonso, de Los Puntas’, compartió cuáles fueron las primeras escrituras que hizo en ceniceros y otros utensilios con 16 años. En ellas se rememoraban las fatídicas inundaciones que acababan de ocurrir en Albox en 1973. “Pensamos ‘o nos renovamos o morimos’” aseveró en relación con el cambio de coyuntura que se dio en los 70 y que obligó a la especialización en la decoración.

Mientras que las intervenciones de alfareros y asistentes se iban sucediendo, la pantalla no dejó de mostrar en ningún momento historia aún viva del municipio albojense. El vídeo utilizado para dar comienzo al turno de intervenciones no pudo ser más simbólico: la última cocción hecha en horno árabe que tuvo lugar en 2005.

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