Este domingo se repetía, por noveno año consecutivo, la ceremonia del reparto de parras de variedades históricas de Almería, parras que han sido el sustento de miles de familias a lo largo de los últimos siglos y que, en muchos casos, estaban en grave riesgo de desaparecer de nuestros campos.
A lo largo de esos nueve años se han repartido entre las personas interesadas cerca de 8.000 ejemplares de estas parras y se considera que en buena medida se ha evitado con ello que la uva intrínsecamente almeriense llegue a extinguirse.
Esfuerzo conjunto El rescate de las variedades históricas es un trabajo que desde hace una década desarrolla el Grupo Ecologista Mediterráneo bajo la dirección de Antonio Rubio Casanova, coordinador y ‘alma mater’ de la campaña Biodiversidad Domesticada, denominada así porque se trata de evitar la desaparición de los frutales y hortalizas que han acompañado al hombre en su historia.
En ese camino el GEM ha encontrado la colaboración imprescindible de los coorganizadores de esta distribución, el Museo Provincial de la Uva del Barco de Terque, el Ayuntamiento de esta localidad del Andarax y la Fundación Cajamar, implicada en estos últimos años en una actividad con un profundo calado agrícola, económico, social y medioambiental.
Salvadas de la extinción Las variedades rescatadas, hasta 56 por ahora (la búsqueda continúa y hay datos y evidencias de la existencia de otras especies), han encontrado su mejor ‘banco genético’ en un parral cedido por el Ayuntamiento de Terque, ubicado en la salida del pueblo, donde hoy viven sanas y fuertes estas parras que son la verdadera memoria histórica del parral almeriense.
En esta novena edición del reparto se pusieron a disposición de los interesados un total de 808 pies de parra injertados de 24 de esas variedades: Agracera, Albilla Real, Ciruela, Corazón de Cabrito, Corinto Cuerno, Cuerno de Buey, Cuerno Rosada, Durilla, Flor de Baladre, Gitana, Imperial Roja, Lanjarón, Legía, Márquez, Molinera, Moscatel de Laujar, Ohanes, Teta de Negra, Turruntesa, Valenci y Verdal de los Filabres.
De toda España Terque se convertía así este domingo en el centro neurálgico de la uva almeriense. Personas llegadas desde todos los puntos de la provincia buscaron esas variedades que cultivaron sus padres o abuelos, o que quieren conservar para evitar que se pierdan. Parras que ahora serán plantadas y se convertirán en la mejor garantía de futuro de esas variedades.
Pero no son sólo almerienses, las parras se pueden reservar por correo electrónico en la dirección del Museo de la Uva de Terque, y hasta allí han llegado este año peticiones procedentes de nueve provincias españolas, en varios casos de personas que en su día emigraron pero que llevan en su corazón a Almería y a sus uvas de siempre.
Cumplido el objetivo con éxito absoluto, los organizadores de esta actividad ya empiezan a trabajar para el año que viene seleccionando los sarmientos de las variedades que en enero de 2016 se repartirán entre aquellos que quieran poner su granito de arena para que la memoria de las parras almerienses siga viva ahora y para siempre.
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