Estados Unidos vuelve a acordase de Palomares, de la quincalla atómica que aquí dejó hace casi medio siglo: John Kerry, secretario de Estado de EEUU, visita España. Lo hará durante el próximo domingo y lunes en una cita bilateral en que será recibido en audiencia por el Rey Felipe VI y en la que se reunirá también con el presidente Mariano Rajoy y con su homólogo José Manuel García-Margallo.
El jefe de la diplomacia norteamericana se ha comprometido a invertir 22 millones de euros en la base sevillana de Morón y también a dar una solución al contencioso de las tierra contaminadas de Palomares, según fuentes del Departamento de Estado norteamericano citadas por El Confidencial y corroboradas ayer a este periódico por la Embajada de EUUU en Madrid.
También Vera y Villaricos
España viene insistiendo, sin éxito, desde hace décadas, desde que el Ciemat detectó que sigue habiendo plutonio y americio latente en suelo de Vera, Palomares y Villaricos, para que EEUU pague parte de la limpieza y se lleve las tierras contaminadas.
Pero Washington, hasta ahora, siempre ha dado la callada por respuesta, supuestamente para no crear precedentes que creen reclamaciones por material radioactivo en otros países.
Desde 2011, cuando viajó a España la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton, el asunto no ha experimentado avances por parte de la Administración Obama. Cierto que es que la mandataria se comprometió a desarrollar un programa conjunto con el Centro de Investigaciones Energéticas, medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), pero hasta ahora no se ha visto ningún resultado: las 20 hectáreas contaminadas siguen en el mismo sitio y lo máximo que se hizo fue vallar los terrenos y expropiarlos temporalmente a sus propietarios. En Palomares queda medio kilo de plutonio que ha contaminado unos 50.000 metros cúbicos de tierra -el volumen de 27 piscinas olímpicas, pero parece que buena parte de la Administración española y americana mira desde hace años para otro lado.
Cuestión de 30 millones
Frente a los que creen en la propia localidad afectada que no hay que airear el problema auspiciado por el choque de dos aviones en 1966 para no tener perjuicios económicos, otra parte de la población considera que se trata, ante todo, de un problema de salud pública de primer orden que no debe ser olvidado.
El coste aproximado de la operación de limpieza se sitúa en torno a 30 millones de euros, según cifró el Ciemat hace tres años, un poco más de lo que vale la ampliación de la base de Morón.
Palomares, desde que ocurrió el accidente, nunca fue un problema, era una zona olvidada. Pero con el inicio de la burbuja inmobiliaria y los planes de construir miles de viviendas las tierras empezaron a removerse y las mediciones de radiación comenzaron a dar niveles anormalmente altos veinte veces superior al considerado aceptable.
El ejecutivo de Aznar en 2003 incluyó en la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos la expropiación de los terrenos donde cayeron las bombas para descontaminar la zona con la colaboración americana. Pero desde entonces, EEUU ha dado largas. Hasta ahora.
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