Dentro de pocos días habrá acabado el primer año académico de la Escuela Agraria Vícar, un centro educativo de Formación Profesional especializado en agricultura y nacido a raíz de la salida de seis profesores del centro Campomar en El Parador.
Tras una media de veinte años impartiendo enseñanza profesional agrícola en el centro de las “Escuelas Familiares Agrarias” en El Parador, estos seis docentes decidieron crear una nueva escuela de FP sin límites: por fin aceptarían mujeres como alumnas. El rechazo a admitir mujeres como alumnas es lo que enfrentó a Campomar con la Junta , que al final le retiró el concierto. “No entendiamos esa postura ni ese ideario aun a costa de poner en riesgo nuestros puestos de trabajo”, afirma Fernando Rodríguez, profesor y administrador de de la Escuela Agraria Vícar.
Su salida fue amistosa, pactada, conservaron el código de centro con la Junta a cambio de salir del municipio de Roquetas. Vícar era la opción más cercana y la que más facilidades les dio. “Contactamos con el Ayuntamiento de Vícar desde el principio y tuvo gran disposición desde el inicio”, afirma.
Durante todo el curso, la escuela ha tenido su sede en la Casa de la Juventud, ocupando seis aulas, varios salones y despachos en las plantas segunda y tercera de este edificio. Cuando ahora está a punto de acabar el curso, no hay aún agricultoras graduadas (pues han cursado primero) pero el futuro se conjuga en femenino en este nuevo centro. “Todas las alumnas que tenemos son muy buenas, academicamente hablando -asegura Rodríguez-. Al igual que los chicos, conocen el sector porque son hijas de familias de agricultores. Y por eso no estudian por descarte, lo hacen por perspectivas profesionales o por vocación”, añade el administrador del centro sobre las doce alumnas del centro agrario de Vícar.
Desde Galicia Es el caso de Mariluz, que estaba a punto de irse a estudiar a Córdoba cuando en junio pasado se abrió el periodo de matriculación de la nueva Escuela Agraria Vícar. Otra joven almeriense que había estado estudiando en Marmolejo (Jaén) volvió para estudiar en su tierra. El caso más llamativo es el de Miriam, una joven gallega matriculada.
Una profesora El cambio y la apertura que decidieron estos seis profesores también lo aplicaron a la docencia y de los dos profesores contratados, una es mujer, María del Mar Fernández. La implantación el año que viene del Ciclo Formativo Superior de Paisajismo y Medio Rural (con un 80 por ciento de materia puramente agrícola) hará que pronto sean más las mujeres que lleguen a este centro concertado. Y que gracias a este centro concertado en Vícar no les pase como a la ejemplar Lola Gómez , gerente de Clisol Agro, que siendo esposa y hermana de alumnos de Campomar no pudo matricularse por ser mujer
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