Además de divulgador de la naturaleza marina, el Aquarium de Roquetas se ha convertido en hogar para animales que, por una u otra razón, no pueden sobrevivir en el mar. Ya el año pasado acogió a un grupo de meros que provenían de la investigación, y este año ha sido la organización Equinac, formada por antiguos miembros de Promar, quienes contactaron con el centro para encontrar una solución a la tortuga boba Juan.
Su historia se remonta un año, cuando fue encontrada en Almerimar por un surfista llamado Juan (de ahí su nombre), herida de gravedad a causa de una red de pesca a la deriva que había atrapad su pata delantera izquierda. Equinac se hizo cargo de la tortuga y consiguió que se recuperara, pero tuvo que sacrificar la pata. “No tenía riego sanguíneo y hubo que amputarla”, explica su coordinadora, Eva María Morón.
No puede volver
Una vez recuperada de sus heridas y de la operación, el colectivo quiso que volviera a su medio y se dispuso a soltarla en el mar, como hace con los animales que protege. “Pero es un ejemplar débil, al que le afectan mucho los cambios de condiciones, y en el mar, cada vez que cambiaba temperatura, se venía abajo”, explica Morón.
“Estaba condenada a morir”, subraya. Se trata de la primera vez que Equinac se topa con este problema: era necesario encontrar a Juan un nuevo hogar. El acuario roquetero ha sido más que una solución, no sólo podría acogerla sino que su presencia allí serviría de fuerte altavoz para concienciar sobre el peligro de la basura marina para los animales.
El director del centro, Enrique Fernández, mostró una vez más su disponibilidad. Juan lleva en el Aquarium unas semanas, en las piscinas de cuarentena, siendo cuidada y cogiendo fuerzas. Y ayer, ante la presencia de sus ‘rescatadores’ y de los concejales del Ayuntamiento de Roquetas, Eloísa Cabrera y Luis Miguel Carmona, se incorporó a su nueva casa, uno de los tanques del centro. “La idea es que acabe viviendo en el tanque central, el de los tiburones, más grande, donde podrá crecer mejor, pero primero estará en este intermedio para que se vaya adaptando”, explicó Morón.
Colaboración
Según destacó la coordinadora de Equinac, el acuario roquetero “es un lugar acorde a los principios de la organización; ya que nosotros estamos en contra de los delfinarios y de los centros que mantengan a mamíferos marinos en cautividad, convirtiéndolos muchas veces en espectáculo, cuando los mamíferos sufren muchísimo”. Sin embargo, en el caso de los peces, Morón manifiesta que un centro como éste “cumple con la función educativa que forma parte de nuestro espíritu y por la que tanto trabajamos”.
La tortuga Juan está bajo tutela del Ministero de Medio Ambiente, bajo la supervisión médica de Equinac y, ahora, bajo los cuidados del Aquarium. Allí podrá visitarla Juan, su primer salvador. “Siempre mantenemos informados a quienes encuentran animales en peligro de su evolución”, explicaron. “Animamos a todo el mundo a venir a verla y concienciar sobre la contaminación”, concluyó la coordinadora.
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