Alejandro Albacete es un deportista experimentado. Practica el triatlón y le gusta salir a coger olas, a hacer surf. Y precisamente eso es lo que había ido a hacer el pasado sábado a la Cala del Plomo, a coger olas, a disfrutar del mar agitado que ese día había. Lo que Alejandro no se podía imaginar es que se iba a convertir en el "ángel de la guarda" de un hombre, J. M., que a punto estuvo de morir ahogado, al ser arrastrado por el mar de fondo.
Estaba en la Cala desde las dos de la tarde, ya se había ahogado la turista y Alejandro sabía que el mar estaba peligroso. “Llevo 20 años cogiendo olas y surfeando y sé el tipo de corriente que hay en esa playa”, explica.
Sobre las siete de la tarde, cuando estaba en la orilla oyó a una mujer pidiendo socorro porque había un hombre que se ahogaba. Alejandro Albacete recuerda que ya había visto a J. M. en la cala, metido en el agua, “en la parte de la izquierda que es precisamente en la que suele haber corriente, sobre todo cuando hay mar de fondo, que es lo que ese día había”.
Últimos esfuerzos
La reacción de este deportista fue inmediata: ponerse las aletas y meterse en el agua. “Cuando llegue a él, estaba nervioso y muy cansado. Ya se hundía, estaba haciendo los últimos esfuerzos. Se ahogaba”.
Además de su experiencia con el mar por su práctica deportiva, Alejandro Albacete ha trabajo de socorrista y por tanto conoce las técnicas de rescate, las mismas que puso en práctica con él. “Una vez que ya lo tenía y que él se había tranquilizado y se dejaba llevar, llegó otro chico con una tabla de surf y los tres nos sujetamos a ella en el centro y así llegamos hasta la orilla”.
Tal y como más tarde reconoció el propio J. M. cuando uno se mete en el mar nunca piensa que te pueda ocurrir una cosa así. Por eso, Alejandro Albacete advierte de lo peligroso que puede llegar a ser y de que si uno no es un nadador experimentado o conoce muy bien la playa, hay que ser muy prudente. “En este tipo de playas, hay que aprovechar los laterales de la cala y la zona de arena”.
En la Cala del Plomo ese día había un fuerte mar de fondo, como demuestra el hecho de que Alejandro vio por primera vez a J. M. a unos 10 o 20 metros de la orilla y “cuando llegué hasta él, estaba ya a 50 metros. Yo no tardé más de un par de minutos en meterme en el agua, pero si te coge una manga fuerte de fondo te arrastra sin que te des cuenta”, concluye.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/3/provincia/86321/cuando-llegue-a-el-estaba-nervioso-y-muy-cansado-se-ahogaba