Tanto en verano como en invierno, la huerta de Turre era la mejor de todo el levante en cualquier época del año, porque era la que más agua tenía. Ese es el recuerdo de quien vivió años en los que no faltaban las cosechas de ciruelas, maíz, melones, peras, patatas o uvas en una tierra siempre fértil y con abundante agua, pero que poco a poco se ha ido desecando, al igual que lo ha hecho la cuenca del Río Aguas.
Hace aproximadamente 40 años que ya se vio el gran cambio con una importante reducción de las precipitaciones anuales, lo que condicionó drásticamente las pequeñas explotaciones agrícolas. A ello se ha ido sumando paulatinamente la sobreexplotación de los acuíferos del río Aguas, “aunque sea de forma legal, existen grandes explotaciones que hacen uso del agua y eso ha llevado a que el agua no llegue a Turre”, explica el asesor en materia hídrica del Ayuntamiento de Turre, Luis Guerrero.
Hoy, con un componente más emocional que económico para cualquier propietario de una huerta, los agricultores “de fin de semana” difícilmente consiguen cosechar el cereal o que sobrevivan los olivos a la sequía, resalta el asesor. Por el momento, en verano “sólo lo resisten cuatro o cinco explotaciones que tienen pozos superficiales, pero esos tampoco terminan el verano con agua”.
Alternativas
Desde el Ayuntamiento de Turre se ha iniciado el estudio de las alternativas que permita la llegada de agua a la zona agrícola, especialmente a través de recursos hídricos propios. En Sierra Cabrera, algunos acuíferos “se han dado por perdidos, se han cerrado porque el agua no se considera potable, por lo que debemos hacer estudios para un posible uso agrícola de los mismos”.
Otros están aún sin analizar y su uso depende de que se trate de fuentes renovables que puedan recargarse con agua de lluvia y no acuíferos fósiles cuya utilización supondría que se secaran. También es posible el análisis del Pozo de la Parralera, en histórico litigio con la cercana barrida gallardera de Alfaix, y que también podría explotarse si se garantiza su continuidad.
La decisión definitiva irá aparejada a un estudio previo, para ello desde el Ayuntamiento ya se han puesto en contacto con especialistas geólogos en instituciones públicas y la Universidad de Almería.
Desalación
Por otra parte, también se estudia la posibilidad de reconducir el agua de la desaladora de Carboneras o esperar a otras infraestructuras ya planeadas dentro del nuevo Plan Hidrográfico Andaluz. Por el momento, existe cierta prudencia a la hora de aceptar el agua desde Carboneras, sobre todo por el coste que implica, 55 céntimos de euro el metro cúbico, a lo que habría que añadir las conducciones desde la desembocadura del río Aguas en Mojácar hasta la vega de Turre.
Acuamed ofrece cinco hectómetros, pero no existe garantía y en el futuro el agua puede ser requerida por otras comunidades de regantes que no han reclamado el uso del agua pese a tenerlo concedido. Con todo, sigue estando presente la voluntad de llegar a un acuerdo con la entidad, más cuando en la actualidad la desaladora está lejos de trabajar al 100% de su capacidad.
Alegaciones al Plan Hidrológico andaluz
El periodo de alegación al Proyecto de Plan Hidrológico de la demarcación Hidrográfica de las Cuencas Mediterráneas Andaluzas se ha saldado con varias alegaciones que parten de la Comunidad de regantes de Turre, presentadas el pasado mes de junio.
Entre ellas, pedir agua del Trasvase del Negratín que sí llega a otras comunidades de regantes yr agua de la conexión de la desaladora de Carboneras-Cuevas. También piden que, una vez que se mejore el lagunaje de la depuradora de Mojácar, que ahora vierte el agua casi directamente al mar, y se pase a una de tratamiento terciario de última generación, se pueda utilizar ese agua.
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