La lluvia empañó ayer las horas de baño en la playa de Vera y muchos fueron los bañistas que decidieron volverse a casa, bien sea por el agua que caía o bien por el recuerdo de las riadas que asolaron la zona a finales de septiembre de 2012.
Todavía a la hora de la comida, con muchas calles inundadas pero las terrazas llenas, los veraneantes aún preguntaban a la Policía Local y a los Bomberos del Levante si estaba lloviendo por Lubrín, el nacimiento del río Antas. “Unas pocas gotas de agua caían en Turre y nos creíamos que era una broma”, explica el responsable del parque de Bomberos, Francisco Flores.
Aún así, 40 litros por metro cuadrado en muy pocos minutos hizo inviable que muchos chiringuitos y tiendas de souvenirs abrieran sus puertas. Esto llevó a que todos los efectivos posibles se desplazaran hasta la zona donde una docena de calles estaban gravemente inundadas mientras que otros muchos bañistas simplemente se limitaban a esquivar el barro, los charcos y, en muchas ocasiones, los malos olores, para seguir con su jornada veraniega.
Rotondas y calles
El balance de una jornada intensa mañana de lluvia lleva a los principales accesos a las playas de Puerto Rey anegados, varias rotondas en las que no se podía circular y una calle cerrada para poder achicar el agua de los huecos de los ascensores y el sótano del Hotel México. Además, se vieron afectadas las calles Magallanes, Tortuga Boba, Pez y Chafarinas.
Se trata de los puntos más conflictivos de la zona de la playa, recuerda el alcalde de Vera, Félix López, y para los que se busca solución, “para algo tienen que servir situaciones como estas, más cuando las lluvias no han supuesto peligro alguno”.
Sin pluviales
Por un lado, la falta de pluviales aún es evidente en muchas calles de la urbanización que ya tienen más de 40 años, cuyo mantenimiento recae en una Entidad de Conservación, recuerda el dirigente municipal; y también se lucha contra las corrientes de arena, “que hacen que esté por encima del nivel de las calles, se haga tapón y se creen más charcos”.
El agua rodeaba a última hora de la tarde aún el chiringuito Sol y Arena, a final de la avenida Mare Nostrum; ante la incertidumbre de los propietarios si se podrían dar las reservar de muchos veraneantes que cerraban ese día sus vacaciones y se reunían en cena de despedida, las posibles pérdidas las valoran de entre 5.000 y 6.000 euros.
Por otra parte, hasta las ocho de la tarde no pudo abrir la tienda de souvenirs en el acceso a la playa por la avenida del Descubrimiento, su propietario insistió “mañana tengo que abrir sí o sí”.
Demandas
Los afectados fueron atendidos personalmente por el jefe de la Policía Local; el alcalde, Félix López; y la concejal de Mantenimiento, Francisca García, que hasta última hora pusieron en contacto las demandas ciudadanas con los servicios de empresas como Codeur o Urbaser. Además, muchas son las familias que ya se han habituado a tener que coger fregona o urbanizaciones que incluso tienen ya un dispositivo propio para achicar el agua de los garajes.
Botes de plástico y algunas que otras botas de agua pudieron verse por las redes sociales, algo que López considera “intencionado y desmesurado”. Siempre ha habido problemas junto a la desembocadura del río Antas, incide el alcalde, algo que espera solucionar en esta Corporación, aunque reconoce que necesita ayuda de las otras administraciones.
Garrucha
Aunque con menores consecuencias, la lluvia también cayó en Garrucha, donde inundó algunas calles y convirtió otras en ríos peligrosos que arrastraban barro y los enseres que se iba encontrando por el camino. Lo curioso es que, mientras que unas calles caía una verdadera tromba de agua, en otras, apenas se cayeron unas gotas que hicieron abrir los paraguas y poco más.
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