Los meteoros, bólidos o bolas de fuego como la que surcó el cielo almeriense la noche del pasado día 28, es, para el común de los mortales, un llamativo, bello y asombroso espectáculo que da mucho que hablar y sobre lo que especular. Sin embargo, el estudio y análisis de estos eventos es fundamental para conocer lo que hay más allá de nuestras cabezas y estar preparados para enfrentarnos a un impacto de alto riesgo que podría acabar con el planeta.
El observatorio astronómico de Calar Alto cuenta con sistemas que visualizan el fenómeno, pero también, y más importante, con instrumentos que permiten obtener datos sobre la composición de la roca o el fragmento que entra en nuestra atmósfera y sobre su trayectoria y, así, saber más del asteroide del que provenía.
El vicedirector de Calar Alto, Jesús Aceituno, explica que “cuantos más eventos tengamos y estudiemos, más información obtendremos sobre lo que nos rodea”. De lo que se trata es de saber qué tipo de asteroides hay próximos a la Tierra y con una trayectoria que permita hacer pensar en un posible impacto con el planeta. Conocer las cualidades químicas de los fragmentos que llegan hasta nosotros ayudan enormemente a todo esto.
Aceituno no pretende alarmar a nadie, pero se muestra seguro al señalar que “se puede pensar que es ciencia ficción, pero tarde o temprano ocurrirá”, en referencia al choque de una gran roca con la Tierra. Al cabo del año son miles los fragmentos de asteroides que pueden atravesar la atmósfera terrestre, sin contar el polvo que dejan los cometas al evaporarse a su paso junto al sol y que producen las conocidas estrellas fugaces como las Lágrimas de San Lorenzo.
Pelota de ping-pong
En general, esos pequeños trocitos de roca no son más grandes de la yema de un dedo, explica el científico de Calar Alto, y se desintegran facilmente. En el caso del bólido de Senés, según Aceituno, “podría tener un tamaño menor a una pelota de ping-pong”. El riego para la Tierra vendrá de la mano de meteoritos de gran tamaño, “una roca de 100 metros supone un riesgo a nivel regional, pero una de un kilómetro conllevaría un riesgo planetario”.
Desde Calar Alto se puede observar prácticamente un bólido al mes y, de hecho, en lo que va de verano, se han detectado y grabado con sus cámaras seis meteoros. Además del de el pasado 28 de agosto, se detectaron el 21 de agosto, el 26, 22 y 7 de julio y el 27 de junio. El evento que tuvo lugar el 26 de julio ocurrió en frente de la costa de Almería, mientras que el 22 de julio, el bólido detectado por Calar Alto sobrevoló el cielo de Málaga.
Invertir en I+D
Actualmente, los instrumentos que sirven para detectar meteoritos potencialmente peligrosos para la Tierra no pueden ir más allá de unos años, quizás una década, “pero ese no es tiempo suficiente para poner en marcha una misión que permita reaccionar”, asegura Jesús Aceituno. Por eso, este científico defiende la necesidad de invertir en I+D y lograr instrumentos que nos ayuden a detectarlos con un plazo de 50 años antes de un posible impacto. Se trata de invertir para salvar el planeta.
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