Llegó a Albox hace dos meses pero le bastaron días para captar como pocos la esencia de lo cotidiano con su cámara de fotos en la mano. Pedro Soler Bueno (Murcia, 42 años) es fotoperiodista y amante de la denominada street photography, que en castellano vendría a ser algo así como la fotografía callejera.
Se trata de un tipo de fotografía que inmortaliza escenas urbanas que, en ocasiones, suceden en cuestión de décimas de segundo.Desde que arribó a la localidad de Albox, Pedro Soler no ha dejado de compartir a diario mediante las redes sociales rincones por los que transitan a diario cientos de personas. Por uno u otros motivos, no son pocos los se habían percatado de la belleza de fachadas, monumentos o lugares comunes gracias al trabajo de fotógrafo murciano.
Rincones
La iglesia de Santa María, la Plaza Nueva, el Santuario del Saliente, una pareja de enamorados en una escalera, escenas del mercado de los martes... Desde julio se cuentan por decenas las fotografías que tienen como protagonistas a rincones y personas de Albox.
Acostumbrado al bullicio de Salamanca, donde residía antes de llegar a la localidad albojense, Pedro Soler reconoce que “al ser un pueblo más pequeño hay menos salida que en las grandes ciudades” pero, en cambio, cuenta con la ayuda de “ las puestas de sol aprovechando la luz que hay en Andalucía”, con las que no contaba en tierras salmantinas.
La fotografía callejera, explica, es “un momento que pasa por delante de la cámara y tienes ese segundo para plasmarlo. La fotografía solamente te va a pasar una vez por el objetivo. No tienes una segunda ocasión”.
Fue precisamente en Salamanca donde comenzó a su afición por la street photography cuando hace dos años y medio se quedó en el paro. “Me dediqué a investigar sobre la fotografía de calle. Empecé en Salamanca, donde antes vivía, a hacer fotografía de calle. Hice dos exposiciones allí donde vendí algunas fotos”, detalla con la esperanza y la ilusión de mostrar también pronto sus obras en Albox allá “donde estén dispuestos a acoger mis fotos”.
Por el momento, una de sus mejores experiencias ha tenido lugar en la Alfarería de Los Puntas, donde ha capturado numerosas imágenes emulando fotografías de generaciones de alfareros anteriores, con algunos de sus hijos (e incluso nietos como protagonistas).
“La forma que tienen de trabajar el barro era una cosa que yo nunca había visto hacer y la verdad es que me he podido meter bastante en su trabajo”, recuerda. Su intención es la de continuar inmortalizando rincones de Albox que siempre han estado ahí pero en los que pocos se han fijado así como escenas cotidianas que se suceden a diario y gracias a las que, cualquiera, puede ser el protagonista de su obra.
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