La lluvia da una tregua a los miles de devotos de la Pequeñica

En los últimos días no han sido mucha las horas en las que el agua ha dado tregua a los vecinos del Almanzora pero, casualmente, han sido las justas para que los devotos de la Virgen del Saliente puedan ser partícipes de los eventos más multitudinarios de los que se celebran cada 8 de septiembre.

Así, bajo un sol que hacía relucir el hogar de la conocida como la Pequeñica y un cielo que nada tenía que ver con el manto gris del día anterior, cientos de fieles han ido desfilando por la ‘calle’ que separa los aparcamientos -abarrotados- de su destino final: el Santuario del Saliente.

Durante toda la mañana de ayer, Día de la Virgen del Saliente, no cesaron de llegar devotos venidos de diferentes puntos de toda la provincia y de otras regiones limítrofes como Murcia, la provincia de Granada o Alicante. Hubo, incluso, quien contemplaba por primera vez la muestra de fervor que cada año se vive en el Saliente inmortalizando con su cámara de fotos todo lo sucedía a su alrededor. Fue el caso de una pareja de belgas que se sumaba a la fiesta aprovechando sus vacaciones en Almería, amén de los vecinos de origen británico que también desfilaron frente al monasterio.

Procesión Una muestra del poder de convocatoria de una jornada que, a pesar del mal tiempo previo y posterior (la lluvia volvió a aparecer mediada la tarde) hizo gala de un poder de convocatoria extraordinario. Todos vibraron en uno de los acontecimientos más esperados cada año cuando, pasados unos minutos de las doce del mediodía, la imagen de la Virgen del Saliente comenzaba a asomar por el portón del monasterio. Comenzaron en ese momento los vítores y las alabanzas que acompañarían toda la procesión de la Virgen del Saliente, que este año fue anunciada por el Ángelus a cargo de Domingo Fernández Navarro.

Muchos peregrinos que no pudieron realizar el trayecto a pie la noche anterior debido a la lluvia eligieron la mañana de ayer para desplazarse en su vehículo hasta el Santuario, aunque tampoco faltaron quienes hicieron el recorrido en bicicleta o caminando aprovechando el sol con el que amaneció la jornada. Una iglesia llena hasta la bandera fue testigo de las sucesivas celebraciones litúrgicas celebradas durante todo el día. Tampoco faltaron los puestos de productos locales y otros objetos con la Virgen del Saliente como motivo y que llenaron de color las inmediaciones del Santuario.

Todo tras una madrugada en la que a pesar de las fuertes lluvias no se registraron incidentes graves ni daños humanos. La precaución por parte de autoridades y peregrinos fue máxima para evitar posibles desgracias por el temporal. Eran conocedores de que la recientemente restaurada imagen de la Virgen del Saliente seguiría esperándoles el día siguiente como así sucedió. Este último 8 de septiembre que ya queda atrás superó todas las inclemencias meteorológicas con la vista puesta en el horizonte, más allá de las nubes: la celebración del tricentenario de la construcción del Santuario del Saliente en 2016.