Eugenio García es de Tíjola y desde este pueblo del Valle del Almanzora hace felices a miles de niños en Hondura a travé de la lectura. Lo hace él, su equipo de amigos y las personas que donan libros desde su recién creado ‘banco de libros’, con el que quiere ayudar a soñar, a educar y hacer felices a los niños que participan en los proyectos de ACOES, una ONG creada por el Padre Petricio, que tiene su sede en Peligros, en la vecina Granada.
Desde pequeño Eugenio nació hace cuarenta años con espina bífida, una malformación genética que le impedía andar. Solo recuerda haberlo hecho hasta cuarenta metros antes de caer al suelo.
Toda su vida la ha pasado en silla de ruedas y en ella es conocido en Tíjola, primero por vender el cupón de la OID (Organización Impulsora del Discapacitado). Pero también toda su vida la ha pasado con libros. Por eso ahora Eugenio es mucho más como benefactor de los niños de Honduras, como propulsor de una idea maravillosa y por la que lo paran por la calle. La gente le ofrece los libros al instante pero él no puede con ellos. Su madre colabora y recibe los paquetes en su casa. Hasta hace poco los metía debajo de su casa y desde hace unos meses los guarda en un local cedido por el ayuntamiento. “Se ha quedado pequeño”, lamenta.
Lecturas Su situación le hizo amar los libros y resopla cuando se le pregunta por su autores favoritos. “Los ‘Episodios Nacionales de Galdós’. Los 46 libros son geniales, fascinantes, aunque culaquier otro libro de Pérez Galdos me encanta”, inicia su lista. No es casualidad que el insigne canario tradujera a Charles Dickens, su segundo favorito. Y el tercero Steinbeck, y luego Matilde Asensi. “Hay tantos que no puedo decirte tres”, termina por confesar. Este amor le llegó a crear hace dos años un club de lectura en Facebook, en el que volcar y compartir su pasión.
“Lo monté para intercambiar opiniones de libros para los amantes de la lectura. Mis amigos reaccionaron y poco a poco fueron agregando a sus amigos”, confiesa a LA VOZ.
Recoger libros Entonces llegó el giro de la historia, esa sorpresa en la trama que hace grandes los libros escritos o vividos. No recuerda qué fue, cree que nada en particular. “Un día pensé en como podía ayudar a los mas necesitados. Pensé en lo que los libros habían hecho por mi desde muy pequeñito, había cosas que no podía hacer como todos los niños, siendo la literatura algo que me ayudaba, me hacía feliz, me invitaba a soñar,a madurar, a ser mejor persona”, cuenta.
Y el cuento se hizo realidad. Sus amigos del club de lectura de facebook comenzaron a donar libros y él ha acumularlos en su dormitorio. Llegó otro capítulo importante y buscó por internet una ONG a la que entregar el cargamento de sueños en papel. mejor dicho, que recogiera, pues Eugenio García no tiene coche. El argumento hizo intervenir el azar como si fuera un buen escritor y vio que la ONG ACOES recogería los libros. Y que además, una miembro de la misma, Violeta Ramos, es profesora en Tíjola. Llegaron a enviar 1.500 libros.
Más que libros Eugenio no para de citar nombres, sus amigos, como personajes de esta historia tan redonda: sus sobrinas y sobrino; Rosi del Hoyo Pepe Bermúdez. También está la empresa Gerial, que hace los transportes. “Juanma se está portando muy bien, es como si fuera mi hermano”.
El carnicero Manolo que suministra las cajas de cartón para embalar las donaciones...y todos los vecinos y amigos por facebook. Todo parece encajar, como el final feliz de Cuento de Navidad y con la continuación de la saga hacia el bien y la ayuda a la humanidad desde una silla de ruedas en Tíjola.
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