Desde hace algo más de tres años y medio, José María Capel Berenguer vive en Berlín. Aunque haya perdido el acento, afirma, entre risas, que es de El Ejido. De hecho, su casa está muy cerca de la redacción de Cadena Ser Poniente. Tiene una historia muy interesante que comienza en San Sebastián. “Allí estudié Ingenería y me fui de Erasmus a Berlín. Me gustó la ciudad y decidí que quería quedarme para buscar trabajo”. Y es que a pesar de que Berlín tiene un paro superior al 20%, hay más salidas aque aquí.
“Empecé a trabajar como becario en Plinga, una startup de videojuegos que pertenece a la empresa Rocket Internet”. Su contrato era bastante precario, y tomar esa decisión fue un riesgo después de cinco años de Ingeniería en una universidad como la de Navarra. Pero no se equivocó. Plinga está considerada como una de las 15 mejores startup de Alemania. La empresa desarrolla videojuegos que buscan crear juegos sociales para llegar a una audiencia más amplia. A diferencia de sus competidores, los juegos de Plinga se pueden incrustar en otros sitios web sin necesidad de ir al sitio original. Además, el soporte al jugador lo hacen directamente ellos.
“Berlín es uno de los startup más importantes del mundo. Allí se basan en el emprendimiento. Nunca había visto una ciudad en la que un grupo de chavales de veintipocos años pudieran encontrar financiación para una idea buena. Ese romanticismo es lo que me animó a tomar la decisión”.
Presión
Es un trabajo de mucha presión porque los inversores buscan un retorno rápido y no tienen piedad en tomar decisiones. “Al mes de entrar en la empresa, despidieron a 30 personas. Ver a mis compañeros llorando me impactó mucho, pero yo les gusté. De becario pasé a gerente, después a jefe de departamento de gerencia y ahora soy el director de operaciones”. Su papel es de intermediario entre los desarrolladores de videojuegos y los inversores y portales donde se van a vender. Su misión es colocar los proyectos a cambio de un porcentaje.
Traducen los videojuegos a varios idiomas, dan servicio a los usuarios, promocionan los juegos para que se sitúen en mejor posición en las webs, y realizan la consultoría, siendo José María quien supervisa todo. “El mercado ha cambiado mucho, y hemos tenido que adaptarnos. Somos muy selectivos y precavidos a la hora de manejar el dinero. Ahora mismo tenemos 20 juegos en nuestro portfolio”. Asegura haber aprendido mucho en cuanto a negociaciones, y que las técnicas dependen de la procedencia de la persona. “Prefiero negociar en inglés que en español”, confiesa.
Berlín
Le sorprende que la ciudad no tenga nada que ver con el concepto que se tiene sobre los alemanes. “Cuando llegué me sorprendió que los autobuses no llegasen a tiempo, que los trenes tampoco... y si aquí nos cachondeamos por el despilfarro que se hace con algunas obras públicas, allí es peor. Por ejemplo, el proyecto de unificar los aeropuertos de Berlín en uno solo, lleva varios años de retraso y mucho dinero empleado”.
También le impresiona que no controlen los transportes públicos a la hora de revisar si la gente compra el ticket. Se fían. “Eso en España sería imposible”. Lo mismo ocurre con las descargas de internet (películas y música). Nadie se descarga nada porque inmediatamente se pueden presentar en tu casa y multarte. “Unos amigos se bajaron una película y al rato tenían una multa de 1000 €”.
Añoranza
Despues de casi cuatro años, se le está haciendo duro estar tan lejos. Pero la llegada de unos andaluces le ha provocado que recupere la ilusión. “Me han cargado las pilas, sobre todo que la novia de mi compañero Pablo, una alemana, hubiera vivido con una chica de El Ejido, que le enseñó español. Pero no era español, ¡era almeriense! Y es que ha visitado en varias ocasiones Almerimar, Cabo de Gata...
Imagínate a la típica alemana alta, blanca de piel y rubia, hablando de migas”. Añora muchísimo la calidad de vida. “Aquí aprendemos a vivir muy bien con muy poco, y no valoramos cosas como el mar, el sol, el cielo azul. Esto te da alegría para vivir”. En invierno anochece a las 4 de la tarde en Berlín, y para José María es un problema. “Y los veranos no tienen nada que ver con los nuestros”. Le gustaría volver, pero gradualmente. Su próximo objetivo es trabajar de lo mismo pero en Madrid.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/3/provincia/97071/un-ejidense-director-de-un-startup-de-videojuegos-en-berlin