Una aparente tranquilidad, solo rota por la presencia de un fuerte dispositivo de antidisturbios de la guardia civil, es la fotografía esta mañana del barrio de Roquetas se registraron disturbios tras la muerte de un inmigrante guineano apulalado por un grupo de jóvenes, al parecer de etnia gitana. Los comercios están cerrados, por recomendación de la Subddelegación del Gobierno, y un edificio permanece bajo vigilancia policial. Numerosos periodistas están en la zona, pero no hay nuevas concentraciones de inmigrantes como las registradas ayer.
La noche ha sido relativamente tranquila en la zona. Más de medio centenar de efectivos antidisturbios de la Guardia Civil, llegados desde toda la provincia y de Sevilla y Valencia, se mantiene en la zona para garantizar la seguridad y evitar que se reproduzcan altercados.
Los hechos se desencadenaron la madrugada de la Nochebuena, cuando un hombre de 41 años, natural de Guinea Bissay y residente en La Mojonera, fue interceptado mientras circulaba en coche por la carretera de Roquetas a LA Mojonera. El vehículo de los presuntos agresores estaba detenido e impedía el paso a otros mientras vociferaban "por aquí no pasa nadie". Según el relato que ha podido recabar La Voz de Almería, ante la situación la víctima se bajó del coche y comenzó una discusión en el transcurso de la cual resultó apuñalado de forma mortal. El hombre murió en el mismo sitio.
Poco después comenzaron a llegaral lugar compatriotas del fallecido, que reclamaban justicia y la detención de los presuntos agresores, que habían huido. A medida que transcurrían las horas se iban concentrando más y más subsaharianos, que apuntaron a un edificio habitado por familias de etnia gitana como posible refugio de los agresores. El grupo se dirigió en torno a las seis de la madrugada a una gasolinera cercana para coger combustible, pero ante la negativa del empleado le lanzaron a este una botella. A continuación intentaron acceder al inmueble, que en esos momentos ya estaba protegido por fuerzas de la Guardia Civil.
Conforme avanzaban las horas la situación se iba tensando, al tiempo que iban llegando más refuerzos de agente antidisturbios. A lo largo de todo el día, el cordón policial evitó que hubiera enfrentamientos -nadie salió de las viviendas del edificio, que permanecían con las persianas bajadas- y se mantuvo la situación controlada. Solo al caer la noche algunos grupos incontrolados comenzaron a quemar contenedores, a levantar barricadas en las calles de la barriada y a lanzar cócteles molotov. Al filo de la medianoche los agentes habían conseguido dispersar a los alborotadores y mantener la calma en la zona.
El subdelegado del Gobierno, Andrés García Lorca, mantuvo desde las primeras horas contactos con la comunidad de inmigrantes guineanos y con asociaciones que operan en la zona para llamar a la tranquilidad.
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