Abuelos y nietos se reúnen para que no se pierdan las tradiciones

Encuentro de hasta cuatro generaciones en las primeras jornadas de ‘Contigo aprendí’

Participantes en el encuentro celebrado en Los Gallardos.
Participantes en el encuentro celebrado en Los Gallardos.
Josefina Guerrero
20:49 • 01 ene. 2016

Los vecinos de Los Gallardos han podido participar de la emoción de una abuela argentina que tras cuatro años puede conocer a sus nietas y enseñarle cómo hacer empanada criolla, los primeros cuentos contados a una pequeña de meses que sigue aténtamente las explicaciones y dibujos que le señala su abuela, la abuela que enseña canciones y juegos de antaño a sus pequeñas mellizas o la abuela que traspasa a sus nietos la receta más tradicional de las pelotas.




Por primera vez, el Ayuntamiento ha celebrado una jornada especial de convivencia para fomentar un encuentro intergeneracional entre los mayores y los más pequeños y bajo el nombre de “Contigo aprendí”, permitió la llegada de muchas sonrisas recordando canciones, los juegos con los que disfrutaban nuestros mayores y, sobre todo, de todo lo que nos tienen que enseñar y que sirve para que no se pierdan algunas de las costumbres, también culinarias, tan arraigadas en el Levante.




Cambios
Algunas décadas han pasado desde que los abuelos eran niños y mucho ha sido la evolución de los juegos y divertimentos. Muchas veces es difícil de que los más pequeños entiendas un mundo sin tecnologías y sin la capacidad de comprar cualquier adorno de Navidad o juguete para los más pequeños.




Isabel Simón, ya bisabuela, explicó junto a su familia cómo era el laboriso proceso para hacer una zambomba. Semanas antes, era su marido el encargado de hacerse de una piel de conejo que luego sirviera para cerrar el cántaro como una membrana y de buscar la caña. Mucho ha cambiado la fortuna de los jóvenes desde que ella lo era, pues explicó que tenía que esperar a que los cántaros se rompieras para coger dos piezas y que se conviertieran en sus castañuelas.




Muñecas
Luisa Crespo reunió a su hija, nieta y bisnieta para explicar cómo de joven hacía muñecas de trapo de sábanas viejas. Aún hoy tiene algunas sin terminar, aunque eso sí, sin la necesidad de esperar a que se rompieran unas sábanas viejas o tener que descoser un almohadón para quitarle un trozo de tela al dobladillo sin que su madre se percatase. Paciencia, dedicación, lana y algún botón hacía que pudiera jugar durante una buena temporada.




Los roscos
Alejandro y Juan Diego fueron ataviados con sus gorros de cocineros para demostrar a todo el mundo lo bien que se sabían la receta de la abuela y el buen arte que tienen para que queden exquisitos. Los roscos son típicos de Navidad y, por ello, es tiempo de aprender a amasarlos y darle la forma correcta. Harina, huevo, azúcar, pero sobre todo, abrir el horno y empezar a comer, lo mejor del trabajo es la recompensa, como ellos mismos resaltaban; una gran enseñanza que son los abuelos los que dan a los pequeños.




Su abuela, Beatriz Sánchez, lleva muchos años haciendo los dulces típicos de estas fechas y ahora es el momento de traspasar la receta para que no caiga en el olvido.




El tiempo pasa, pero eso siempre es positivo puesto que son muchas las abuelas que incidieron en que lo mejor que les ha pasado, incluso por encima de tener hijos, es tener nietos, poder dedicarles tiempo y enseñarles todas esas cosas que en su momento a ellos también les enseñaron sus abuelos, con todo el amor, ternura y paciencia del mundo.



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