Dependiendo del lugar en el que se viva, puede cambiar y variar, respecto a otras ciudades, la localización donde se hace esa vida, es decir, donde se vuelve al salir del trabajo y donde se va a dormir tras un largo día en la oficina. No todas las personas regresan al mismo sitio y, en un enclave como el de Almerimar, las diferencias son bastante notables ya que un alto porcentaje de los extranjeros afincados en la localidad hacen su vida a lo largo de todo el año a bordo de un barco.
Diferencias aparte, esta vida, que puede parecer apasionante, en ocasiones, llega a cansar y a pedir un cambio de vivienda sin ‘traqueteos’. Es el caso de un matrimonio afincado en el barco ‘Patria’ ubicado en la segunda dársena dentro del Puerto Deportivo de Almerimar, el alemán Helmut Franz y la venezolana Carmen de Kluck.
Patria Este matrimonio convive dentro de este barco que aún conserva su nombre original, ‘Patria’, el cual le fue asignado en el enclave mediterráneo de Mallorca. Este nombre ha hecho que este alemán haya vivido una serie de anécdotas referentes a este navío y que aún conserva como si fuera ayer. Y es que él ya se imaginaba vivir desde pequeño en un navío y, por eso, se considera feliz de poder haber hecho este sueño realidad. Además, debido a su salud, vivir tan pegado al mar le ayuda y le beneficia más que el clima de intenso frío de su país natal.
Sin embargo, Carmen, su esposa, echa de menos, en ocasiones, la tranquilidad de un apartamento donde no se note tanto el viento tan característico de la localidad y que azota fuerte al no haber ningún edificio que palie, en cierta manera, esta problemática meteorológica.
Historia
En septiembre de 2012 esta pareja inició una aventura que les ha llevado hasta tierras ejidenses, una elección que posee también un carácter económico debido a que otros enclaves de la provincia almeriense tienen altos precios que hacen que algunos de estos propietarios de barcos se afinquen en Almerimar.
Pero no es la primera vez que este alemán venía a Almerimar. Ya lo hizo en 1990, así como en 1994 para volver, de manera definitiva, con 75 años en el año 2012. “Yo ya no quería más trabajo, ya estaba jubilado, solamente quería sol, que me viene muy bien debido a mi enfermedad. Aquí no tengo ningún problema en cuanto a salud”.
En referencia a la localidad, Helmut señala que cuando vino hace 25 años por primera vez encontró un poco triste, debido a la escasez de restaurantes y apunta una gran mejora de la localidad a mejor. Además, “el supermercado está cerca y el transporte público para movernos por la localidad es bastante accesible”. Por tanto, además del tema económico, el enclave ejidense se ha convertido tanto para ellos como para un gran porcentaje de habitantes, un lugar idóneo para vivir.
Este matrimonio, que durante el invierno se traslada a otras localizaciones como Ibiza o Mallorca, lleva viviendo 35 años 20 años en este barco, respectivamente. Él día a día de este ingeniero de turbinas a bordo de un barco pasa por cubrir las necesidades que este va necesitando. “Aunque esté jubilado, no puedo estar todo el día sin hacer nada, yo siempre estoy en movimiento, limpiando, pintando o reparando algún desperfecto”.
Carmen tampoco para y, junto a Helmut, forma un tándem que busca, asimismo, un cambio de aires y, en este caso, de vivienda. “Me gusta vivir aquí pero ya me gustaría cambiar e ir a vivir a un apartamento, con más tranquilidad. Busco una estabilidad”, señala esta latina incansable, que considera que de pequeña tenía miedo al mar y que tiene a sus espaldas media vida en el mismo. Una contradicción que ha hecho superar sus miedos y ha hecho de sus vida algo apasionante.
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