La era del COVID-19 parece haber llegado para quedarse. Al menos, de momento. La pandemia que ha asolado el planeta sigue muy vigente y, a lo largo de este tiempo, ha supuesto diversos cambios en la sociedad al tratarse de algo nuevo para las autoridades, la ciudadanía, las empresas y, por supuesto, dentro de ellas, las academias.
Los centros educativos, al igual que el resto de entidades, se han visto obligados a reinventarse para continuar con su amplia oferta formativa y, pese a tener todo en contra, muchos lo han conseguido.
Pese a que pudiera parecer que sin clases presenciales la educación carece de sentido, lo cierto es que la imaginación ha abierto un nuevo mundo a estas academias, que han visto cómo, de forma online en la mayoría de los casos, han podido continuar con su programación.
Educación 2.0
De este modo, profesores y alumnos se han digitalizado para terminar el curso de la mejor forma posible: aprendiendo y disfrutando. Las clases virtuales, los contenidos audiovisuales y las posibilidades que ofrece el uso de Internet han permitido que las sesiones pudieran seguir.
Todo esto ha sido posible también gracias a la predisposición de tutores y alumnos, que han confiado ciegamente en los centros educativos, conscientes de que, incluso en la nueva normalidad, la educación de los más jóvenes sigue siendo del todo primordial.
Este apoyo, tanto emocional como económico, ha hecho que el sector haya podido continuar hacia adelante y, aunque son muchas las academias que se han resentido, también lo son las que han logrado sobrepasar lo peor de esta crisis sanitaria.
Papel educativo
Los centros de tarde siempre han constituido un complemento inmejorable a la educación convencional, actuando como refuerzo o, simplemente, como método para que el alumno pueda progresar en otros aspectos académicos.
Los idiomas son la materia más recurrente y demandada en estas academias, y es que la globalización del mundo actual ha hecho que saber una segunda y hasta una tercera lengua sea fundamental para garantizar un futuro laboral y como persona. Pero eso no es todo.
Clases de ayuda, de apoyo, de refuerzo u orientativas se abren paso entre los estudiantes para ayudarlos tanto en el día a día como en su formación académica y personal.
Las academias almerienses siguen más activas que nunca pese a la grave crisis sanitaria que se ha vivido, y es una muestra de su fortaleza y predisposición. Se avecinan tiempos de cambio, pero hay cosas que no varían. La perseverancia es una de ellas.
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