Tres fueron las razones principales por las que el Almería de Lucas Alcaraz consiguió un valioso punto en el Ramón de Carranza rompiendo una peligrosa tendencia negativa que había llevado a la entidad rojiblanca a acumular cuatro derrotas consecutivas.
En el feudo gaditano se volvió a poner de manifiesto que el dibujo que más se adapta a las disponibilidades de la plantilla del Almería es el 4-4-2.
Dos líneas de cuatro
Desde el primer minuto del duelo del viernes la disposición táctica de los de Alcaraz se puso en evidencia. Hacía falta desarrollar el dispositivo con eficacia, para ello era vital evitar los errores de los dos últimos compromisos manteniendo las dos lineas de cuatro muy juntas y no regalando espacios al rival por detrás de los centrales. Ambos objetivos se cumplieron a la perfección y eso hizo que el Cádiz <apenas si generara oportunidades, ni una en el primer periodo. El trabajo defensivo de los dos puntas, ayudó más que en otras ocasiones a contener, aunque ofensivamente su aportación fuera escasa.
Finalmente fue vital en la suma de un punto el gran trabajo llevado a cabo por la pareja Verza y Rubén Alcaraz en la sala de máquinas, imponiéndose siempre a sus rivales, salvo en el tramo final cuando apareció Perea en el bando local y ambos futbolistas acusaban el gran esfuezo que habían realizado.
Pese a ganar en posesión y llevar en el segundo tiempo el peso ofensivo del partido, el Cádiz sólo dispuso de dos ocasiones claras. Pero entonces apareció René para hacer las dos paradas de la noche y salvar un punto. Una vez más apareció el escudo del portero René para parar los golpes de los rivales.
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