Los primeros compases de la final ante el Granada pusieron de manifiesto que, como no podía ser de otra forma, los triunfos de Barcelona B y Córdoba habían hecho daño al plantel rojiblanco. Salieron nerviosos, temerosos y con una buena dosis de ansiedad.
Pero no tardó demasiado en transformar la ansiedad en máxima motivación. Apenas quince minutos los que tuvieron que pasar para que la delantera local inquietara seriamente a Javi Varas con una gran ocasión de Nano.
A partir de ahí los de Fran Fernández se vinieron arriba, recuperaron la moral de victoria y el convencimiento de que están en el buen camino para buscar un triunfo vital con el trabajo, la solidaridad y la seguridad defensiva como bandera. El resto fue cosa del delantero Juan Muñoz.
Cuando parecía imposible de recuperar el técnico rojiblanco y su grupo han conseguido volver a hacer del Mediterráneo un fortín inconquistable. El balance de las dos actuaciones de los almerienses bajo la batuta del técnico de la casa es inigualable en muchos conceptos.No ha recibido ni un solo gol y las intervenciones de René van a menos y han rentabilizado al máximo los tres goles que han marcado ya que les han supuesto hacer pleno de puntos
Fran Fernández tomó la decisión de dar el mando de las operaciones ofensivas del equipo a Juan Muñoz y acertó hasta el punto que se pudo ver la mejor versión del delantero cedido por el Sevilla.
En el primer gol ganó la partida a la defensa, en el segundo estuvo inspirado para superar a su marcador y batir a Varas a la media vuelta. Juan Muñoz pasa a ser el segundo máximo goleador del equipo con 4 tantos.
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