Francisco volverá a dirigir al Almería

Mal vamos si olvidamos nuestro pasado. He oído muchas tonterías en las últimas semanas sobre el partido de Lugo y me cuesta creer que Francico, Jaime, Ortega, Pardo o Ramón Azzez deseen el mal al Almería. Hasta Cristian Herrera nos salvó con su gol en Ponferrada.

Me cuesta mucho entender a aquellos que me aseguran que “Francisco nos tiene ganas” cuando el ahora entrenador del Lugo recibía el regalo de su vida de Alfonso García: entrenar a un Almería de Primera.

Una cosa es lo que le diga a Francisco la profesión y otra lo que le hable su corazón. Si Alfonso le cesó era de esperar porque tarde o temprano les pasa a los técnicos, pero tengo claro que Francisco va a volver a entrenar al equipo de su tierra. No tengo dudas.

Si ponemos en la balanza todo lo que Francisco ha vivido en este club y el despido de Alfonso no hay color. Este club va en el corazón del entrenador del Lugo.

Y si vamos al terreno de juego donde aparece un Ramón Azeez que lidera el juego lucense y no atendía las llamadas de Miguel Corona para renovar el pasado verano, le tengo que recordar aquel viaje de Alberto Benito y Pedro Reverte para traerlo con Okoro de su Nigeria natal. En Almería se hizo futbolista.

No me creo a esos que me dicen por la calle que Francisco “nos quiere mandar a Segunda B”. Y no lo creo porque conozco desde niño al entrenador del Lugo. Una cosa es que no se ha tomado un café con Alfonso García y otra bien distinta desear el mal al club que te dio de comer. 

Francisco volverá a entrenar al Almería, lo tengo claro. Esta es su tierra y aquí está su casa. Y si hoy es entrenador del Lugo es porque un día Alfonso García tuvo la valentía de darle un equipo de Primera División.

Todos los almerienses y aquellos con pasado en el Almería, ahora en el Lugo, están obligados a ganar. Esto es un mandamiento profesional. Otra cosa es el corazón de cada uno.

Francisco no quiere que baje el Almería.

Un entrenador y un club separados por un café.