Ramis, Lucas, Fran y el que venga al Almería

Son tantos años y cada día uno aprende algo nuevo. Lo que les voy a contar ahora no es ningún descubrimiento, pero me ha ayudado a entender cada año la recta final de la Liga. Cuando se empiezan a dar marcadores raros me acuerdo de Floro Garrido y de su nobleza castellana cuando poniendo la mano en el fuego por sus jugadores, estos lo dejaban con el culo al aire. Luego me decía al oído “yo hago las alineaciones y me pagan para que acierte pero son 11 futbolistas con sus vidas y sus problemas”. Yo no entendía muy bien lo que me quería decir pero matizaba “que son ellos los que mandan en el fútbol”.

Así podía contarles mil anécdotas pero ahora que la temporada se terminó miro al banquillo del Almería y veo a Ramis, Lucas y Fran en manos de una plantilla poco fiable y siempre tranquila y confiada mientras el entorno sufre y suspira por la LFP.

Me da la risa cuando firman a los entrenadores por más de una temporada. Cuando me enteré del contrato de Lucas Alcaraz no me lo creía y así ha terminado. Los entrenadores/alineadores por mucha pizarra que tengan y por tanta filosofía derramada dependen de sus muchachos y de la pelota que entre o de en el poste para seguir trabajando. No hay otra. Dicen muchas veces que han terminado su ciclo y buscan nuevas metas cuando en realidad es que ya no aguantan más a los jefes del vestuario.

Cuando llegan los momentos clave de la Liga no me fío ni de mi sombra. A veces no nos damos cuenta de que esto es un mercado y todo se vende. Todo se compra. Tuvo que ser también Floro Garrido el que me abría los ojos en una liguilla y me dejaba KO al manifestar que: “Me conformo con que no me toquen a los futbolistas”. Y todo porque en esa promoción había un club rico.

Ramis no tuvo la culpa de aquella mala racha. Lucas dimitió porque no tenía los futbolistas que quería para implantar su modelo y Fran hizo virguerías con lo que le dejaron Ramis y Lucas.

Conclusión: si nos salvamos es porque el vestuario o parte del mismo dio un paso al frente. Ni Fran ni su psicólogo tenían mucho margen.

Ni ciclos ni gaitas. Ni técnicos sargentos ni madres de vestuario. Todo está en manos de los futbolistas, los entrenadores los primeros, y todo lo demás es literatura.