El Almería ha vuelto a dejar, una vez más, el tren del play-off por culpa de una derrota en la que estuvieron involucrados todos los factores negativos que pueden llevar a un equipo a no conseguir el objetivo de la victoria.
Fue un partido en el que volvió a cumplirse la tradición más entendida haciendo que los puntos volaran del Mediterráneo para enriquecer el casillero de un equipo visitante que estrenaba técnico. Pero también un choque digno de ser analizado con detenimiento porque puede marcar el devenir de los rojiblancos en lo que resta de campaña si los rivales toman el modelo del Real Oviedo y el trencilla de turno se lo permite.
La misión principal de los jugadores del entrenador Sergio Egea, desde el pitido inicial era atascar el partido, haciéndolo bronco y base de ganar todas las peleas individuales por lo civil o por lo criminal. Dio la impresión de que traían perfectamente estudiado al árbitro y la jugada les salió bien, aunque para ello tuvieran incluso que recurrir a la complicidad de la diosa fortuna para que el disparo de Tejera desde fuera del área fuese desviado por Owona al fondo de su propia red. Un Tejera que no tenía que haber estado sobe el rectángulo de juego ya que en el minuto 39 debería de haber visto la segunda amarilla.
El arbitraje de Sagués Oscoz hay que calificarlo de sibilino, oscuro, confuso, ambiguo y todos los sinónimos que se quieran para poner de manifiesto que tuvo una influencia decisiva en el juego y en el desarrollo del partido en el Mediterráneo. En la primera parte persiguió de forma indecente a Álvaro Giménez, permiendo que fuera maltratado por los centrales rivales y que no pudiera disputar los balones en igualdad de condiciones.
Tejero, Christian, Javi Hernández y Bárcenas dieron palos hasta en el carnet de identidad a los jugadores locales ante la permisividad del colegiado vasco.
En el minuto 54 el ariete rojiblanco fue agarrado dentro del área por Christian, Sagués dejó seguir el juego que pudo acabar en la red de René.
El tanto visitante vino precedido de una falta en ataque que no existió de Romera y un plantillazo al sevillano Luis Rioja que el trencilla ignoró.
Pese a los pérdida de tiempo de los asturianos sólo dio 4 minutos de descuento.
Es verdad que el Almería de Fran no estuvo inspirado, pero a lo peor en estas condiciones no era posible, o quizás demasiado complicado.
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