Yo era de los primeros en la lista a la hora de pedir el fichaje de Pablo Caballero. Pudo venir en Navidad pero lo hizo al finalizar aquella temporada.
Siempre me ha gustado su aportación al gol pero en el Almería no ha tenido suerte y tras la derrota en el Francisco de la Hera ante el Extremadura le di un ‘sartenazo’ por escrito del que hoy me arrepiento profundamente. Pablo no se lo esperaba. El que más lo defendía le atacó sin piedad: fuí injusto con él.
Viendo sus últimos partidos con el Almería siento unas profundas ganas de pedirle disculpas y lamentar lo que tantas veces me dijeron mis maestros en esta mi profesión: “cuidado con el micro, Tony, cuidado con la pluma, que juegas con ventaja”.
PROFESIONAL
Ha llevado como pocos las lesiones y la suplencia haciendo grupo y ayudando al buen rollo en el vestuario
Caballero nunca tuvo mis herramientas de trabajo y no pudo igualar mi desatino, pero al escucharle en Las Palmas tan cariñoso y cercano con Carlos sentí no haber estado a su altura. Me equivoqué.
Soy de pedir perdón cuando me equivoco. Seguro que me volverá a pasar porque el corazón a veces me traiciona, pero si Caballero me perdona habrá merecido la pena volver a escribir sobre él.
Me gustaría que siguiera en el Almería porque su profesionalidad es un ejemplo para todos, y si no es así que no le falte el trabajo en otro club.
Lo siento Pablo, perdona.
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