Francisco Aguilera Blanco, conocido como ‘Paco Luna’, ha escrito su nombre en las páginas del deporte almeriense, en especial las de color rojiblanco. Vivió el ascenso en 1995 a Segunda con el Almería CF, marcando goles importantísimos, y una permanencia heroica con la Unión en 2003, con un gol en la jornada 42 frente al Polideportivo Ejido.
El jerezano, ya retirado, se ha pasado a la representación de futbolistas para seguir ligado a este mundo. Desde su tierra atendió a LA VOZ y Cadena SER para recordar aquellos momentos. Lo primero que se le viene a la mente es el ambiente que se vivía en el Municipal Juan Rojas. El público se sentía partícipe del juego del equipo y daba muchos puntos a final de cada temporada. “Era un espectáculo. El ambiente del Juan Rojas era especial. Tengo buenos recuerdos”, apuntó Luna.
También llegó a competir en el Mediterráneo, marcando el último gol, ante el Real Murcia, previo a la Ceremonia de Inauguración de los Juegos Mediterráneos de 2005. Nada comparable con ‘su’ Juan Rojas: “Nosotros lo inauguramos en 2004, y la pista de atletismo no agrada mucho a los jugadores por la distancia con la afición. El Juan Rojas era más íntimo”.
Un gol para Luna
El 28 de junio de 2003, el Almería cerraba la campaña en casa frente al Poli Ejido. Necesitaba puntuar para salvarse del descenso a Segunda B. José Manuel Aira adelantó a los celestes, y Paco Luna igualó con un golazo en la segunda mitad para mantener al equipo en la LFP. Ese fue el momento que mejor guarda en su corazón: “Ha habido varios. Quizá me quedo con el que le hice al Polideportivo Ejido y que le dio la salvación al Almería en la última jornada de Liga. Ese gol clave no lo olvidaré jamás”.
Un entrenador
Puede contar muchas historias de compañeros y técnicos, pero en su época con el Almería hubo una persona, Paco Flores, que implantó su sello de calidad y tocó el corazón de Luna: “He tenido varios muy buenos, y Paco Flores es uno de ellos. Es un currante, le gustaba hacer las cosas perfectas y era exigente con el jugador. Eso sí, cumplía con los futbolistas”.
También recordó Luna la figura de Pepe Morales, el eterno utillero y conserje del Juan Rojas: “Es un histórico de Almería y cuando vaya por Almería lo llamaré. También debo visitar al gran Gorri”.
Su carrera
Llegó a Primera División con el Albacete, tocando así el cielo deportivo. Con 47 años tiene otras prioridades, como la familia, y avanzar en materia de representación de futbolistas: “Mi sueño de pequeño era llegar a profesional y jugar a Primera, y lo conseguí. Ahora quiero ver crecer a mis hijos”.
Recordó las dificultades que tuvo para conseguir debutar en la máxima categoría, y es que Paco Luna no perdió la fe y el Almería fue el mejor trampolín: “En mi corazón está mi debut en Primera División, porque desde Regional Preferente fui subiendo escalones hasta la élite”. Se ha llevado el cariño de toda Almería, ya que a través de sus redes sociales, e incluso en canales de la plataforma Youtube, aficionados han subido fotos y vídeos de sus mejores goles con la elástica rojiblanca.
En 1995 ascendió a Segunda con el Almería CF, marcando goles ante Beasaín, Racing de Ferrol y Valencia B. En su vuelta, ya en la Unión, logró tantos que están en las páginas de la historia del club. De hecho, vio portería en tres derbis frente al Poli Ejido, dos de ellos en el Mediterráneo.
Almería
Cuando la agenda se lo permite, se da una vuelta por la ciudad para visitar a sus mejores amigos. Jerezano con mucho arte, a Paco Luna no le hubiera importado nacer en esta tierra, porque a nivel personal le ha marcado en muchos sentidos: “Se puede decir incluso que es mi primera casa. Siempre me he encontrado cómodo y conecté con la gente desde el primer día que llegué. Me siento querido, eso me enorgullece”.
El fútbol
Entiende que ha ido evolucionando y ahora el deportista tiene menos margen para salirse de los parámetros que marca el cuerpo técnico: “Ha ido creciendo a nivel táctico y preparación física. Los jugadores se cuidan mucho más hoy en día”. Precisamente Paco Luna añora esas tardes con sus compañeros de equipo en los bares más históricos de la ciudad. Allí se contaban multitud de anécdotas: “Antes íbamos al Lengüetas con los compañeros y allí se hablaban cosas que se decían en el vestuario. Así se hacía grupo. Me quedo con cualquiera de los del centro, como el Casa Puga, el Quinto Toro, y La Salada, con ‘mi’ Gorri”. Paco Luna, un jerezano de corazón almeriense, que es historia viva del deporte.
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