Me dijo exactamente como se llamaba aquella supuesta religión con la que le relacionaron y que frenó en seco su fichaje por el Barça, ya que en aquellos tiempos no estaba bien visto. Agustín Camacho fue un niño de Almería que explotó en el momento justo pasando de juveniles a Primera División de la mano de Maguregui. A sus 19 años no pasó inadvertido y la Selección primero y el Barça después, cambiaron su vida para siempre.
Tasado en 100 kilos
La vida le iba de cara con un buen contrato en el Almería, la llamada de la Selección, y con 19 años sonando para el Barça; pero hoy con los sesenta a tiro aún le duele hablar del tema ya que pudo solucionar su vida con una firma y arreglar para siempre la economía del Almería.
El Barça le había tasado en 100 millones de pesetas de comienzos de los 80 y todo estaba preparado para abonar la cantidad entera o con la entrega de uno o dos futbolistas en la operación. Ajeno, pero atento a todo, estaba Agustín Camacho que, sobrado de cualidades, se veía por Las Ramblas de Barcelona paseando con un buen coche y volviendo al Franco Navarro de azulgrana. Para él, criado en una familia numerosa era el gordo de la lotería. Todo a su favor, menos alguien interesado en que la operación no se realizara cuando todos salían ganando en ella: club y jugador.
Todavía le duele Camacho lo ha superado, pero le duele hablar de ello, porque era un jugador aplicado. Sobrado de cualidades y con un enorme porvenir. Almería se le quedaba pequeña y en Barcelona todo le sería más fácil pero “alguien se empeñó en decir que estaba metido en algo que con el tiempo he sabido que era una religión y en aquel tiempo... no estaba bien visto”. Agustín siguió su carrera y aquello pasó. Su sueño se esfumó cuando todo pintaba de color de rosa para él y para su familia. Pasa el tiempo y cuesta creer que aquello pudo suceder en Almería
Alejado del mundo
Hoy vive en un pueblo de nuestra provincia y hace actividades con los niños. Ha desconectado del fútbol y dice que está alejado del mundo, pero Camacho y su fuerza no se apagan. Sigue con el mismo carisma de su juventud. Mantiene los mismos amigos de siempre y esa fuerza que le llevó, siendo un niño, a triunfar con hombres en una categoría tan exigente.
Camacho es especial, forma parte de nuestras historias de fútbol pero le gustan las cosas como Dios manda, y esto no es solo religión.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/338/ud-almeria/176390/cuando-camacho-valia-100-millones