Muchos le van a recordar por miles de presentaciones, galas y eventos donde ponía su voz señorial. Otros porque le paraban por la calle para hablar del Almería, y el que escribe estas líneas en sus tardes de estudio pegado a la radio escuchando su polivalencia en las ondas.
Juan Domínguez ha pasado a formar parte de esos imprescindibles de la radiodifusión almeriense. Un trabajador nato que sacó adelante a su familia con un trabajo por la mañana y una pasión por la tarde. Cuando el pluriempleo empezó en España ya lo había inventado éste líder de la COPE.
Trayectoria La historia de Juan Domínguez ha terminado detrás de una cámara de televisión en Interalmeria haciendo de todo: como en su vida. Antes, Domínguez, se convirtió en ese locutor que todos quisimos ser con un pelotón de oyentes a su lado y una fidelidad en las ondas que muy pocos alcanzaron. Valía para todo y era el recambio de aquellos grandes maestros de la radio a los que sustituía sacrificando sus vacaciones y quitando tiempo a su familia.
Llegó un día a Radio Popular y le echaron el guante hasta el pasado 15 de noviembre que le llegó la jubilación.
Juan Domínguez ha sido profeta en su tierra. Alcanzó la fama siendo muy joven y la supo digerir como pocos. Su voz rotunda y señorial era una mezcla Pototo-Mari Nieves Artero con los que compartía tantas horas de radio.
Tenía presencia, rigor, credibilidad y una cercanía con el oyente como pocos. Se ganó el respeto y respetó la profesión como nadie. No tuvo guerras y se hizo amigo de todos: esta fue la clave de su éxito.
Nunca tuvo techo
Protagonista de la época dorada de nuestro fútbol con la Agrupación, le tocó hacer deportes siendo ya una estrella de la radio. Cuando pensaba que lo había hecho todo en el mundo de la comunicación le llegó el gran momento de su carrera. Primero ser el hombre de José María García en Almería y cantar la gloria de nuestro deporte, y después los Juegos del Mediterráneo 2005.
El Comité Organizador de los Juegos (COJMA) le fichó para ser la voz del evento y le tocó presentar a las grandes estrellas con una soltura y un saber estar que tanto cuesta en esta profesión.
Siendo un veterano de la comunicación afrontó el duro reto sin faltar un solo día a su trabajo, y luego llegaría la televisión hasta el último de sus días ofreciendo lo mejor de su repertorio, pero le ha llegado la hora del descanso para volver con una familia que ha sido parte importante de su éxito profesional.
Señoras, señores...
Se apaga la voz de Juan Domínguez pero le seguiremos viendo paseando por su Almería a toda velocidad. Ya no irá en la Vespa del trabajo a la COPE (como una moto) y la presión de los Juegos quedó olvidada. Pero le seguirán parando por la calle: como siempre.
Todo honor y toda gloria al maestro Juan Domínguez.
Sergio Domínguez
Los domingos de fútbol eran pura felicidad para aquel niño que estudiaba en La Salle y jugaba con un magnetofón en el palco del Juan Rojas, mientras su padre preparaba las conexiones con Madrid para entrar en directo con José María García. El mayor de los hijos de Juan, tenía que salir locutor a la fuerza porque iba en la moto del trabajo a la radio y luego a comer a casa para volver a la COPE.
Aquel niño, Sergio, tuvo acceso directo a todo el universo de la comunicación y conocía a los futbolistas del Almería como ningún compañero de su clase. Le tiraba más la cabina de Radio Nacional de España porque, Tony, con Juan Manuel Gozalo no tenía tanta presión como su padre.
Así fue creciendo en aquellas tardes de frío intenso cuando bajaba al túnel de vestuarios y mientras papá hacía las entrevistas pisaba el césped y se iba a la portería para tocarla y contemplar el campo desde esa posición, la suya, porque siempre quiso ser: ciclista primero y portero del Atlético de Madrid después.
Fichado por la SER Los primeros pasos en las ondas de Sergio Domínguez fueron con su padre en la COPE, pero recién estrenada la mayoría de edad fue fichado por la Cadena SER. Llegaba como apuesta firme de Chema Fernández y se quedó para siempre entre nosotros.
Sergio, nunca se ha marchado de esta casa y cuando un día le mandamos a Oviedo, Salamanca o Bilbao (con solo 19 años) éramos conscientes de que nos dejaría en el mejor lugar. Era cuestión de lanzarlo a la piscina. Sabíamos que no se ahogaría y nos brindó los mejores años de su vida en la SER y en LA VOZ con unas narraciones divertidas y una dicción impecable que le viene de familia.
Juan Domínguez lo perdió para las ondas pero siempre lo ha tenido a su lado. Son tal para cual y ahora que se dedica a la preperación de eventos deportivos siguen tan unidos.
No sabemos cuando volverá a la comunicación. Cuestión de tiempo. Pero tenemos claro que Juan Domínguez hizo cantera de locutores en nuestra provincia y el mejor exponente ha sido su hijo Sergio, al que nunca le pudo la presión de la comunicación y lo llevó mejor que su progenitor, salvando las distancias.
Sergio Domínguez, formado en la Cadena SER y LA VOZ jamás olvidará que la primera entrevista de su vida me la hizo a mí con solo 9 años.
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