Un grave traspiés con fundados argumentos para el optimismo

Tengo que reconocer que terminé hundido tras haber presenciado el primer tiempo del partido de Huesca por la lamentable imagen que ofreció el equipo rojiblanco.  
Mi depresión dio paso al orgullo y la indignación cuando el partido llegó a su fin. Orgullo por el esfuerzo realizado por un equipo que mereció mucho más e impotencia por las decisiones de un ‘caradura’ de tomo y lomo como el tinerfeño Trujillo Suárez que desde la sala de VAR manipuló a su antojo las jugadas que decidieron la suerte del partido.
Una vez más Gutiérrez sorprendió a propios y  extraños presentando su décimo cuarta alineación distinta e incidiendo en un dibujo caduco y trasnochado que se le indigesta a sus jugadores y hace que su rendimiento quede bajo mínimos.

Rectificó en el intermedio y desde entonces se vio otro Almería, un Almería campeón que superó en todo al Huesca y pudo y debió ganar el partido. La salida Lazo, cantada por su bajo rendimiento, debió de ir acompañada de la entrada de Vada.
Pero en los segundos cuarenta y cinco minutos se vio en toda su extensión el potencial de un plantel que borró de su fortín al mejor equipo local de la categoría.

Un vez más se puede aplicar al mundo del fútbol el poema del Cantar del Mio Cid en el que por los lugares por los que pasaba el Campeador hacia su destierro el pueblo le animaba con la mítica frase: ¡Que buen vasallo sería si tuviera buen señor!

Este pasaje del cantar de gesta anónimo me viene como anillo al dedo para argumentar una de las razones de más peso por las que el rendimiento del plantel está por debajo de los esperado: ¿Que buen equipo sería el Almería si tuviera un cuadro técnico solvente. José María Gutiérrez y su equipo tienen la opción de salir desde el inicio con el dibujo de tres centrales con Corpas y Jonathan en las bandas, que es el que mejor redimiendo ofrece bajo mi siempre modesto punto de vista. Pienso que Gutiérrez no va a ser cesado esta semana, pero si hubiera que cambiar de entrenador me permito sugerir a la propiedad que el técnico que mayor poder ilusionante tiene para la afición es el almeriense Francisco y que debe ponderar que no tiene tiempo para más inventos.