Un señor del fútbol y de la vida, representando a la UD Almería por los campos de España. Jesús Verdejo, hoy con 84 años recién cumplidos (en marzo), y viendo pasar la vida desde la terraza de su casa en la Plaza San Pedro, ha sido uno de los grandes almerienses que tantas cosas buenas ha hecho por el fútbol de la tierra. Realizó una fantástica labor en la UD Almería desde su nacimiento, desde su fundación del club como Unión.
Aquel enfermero de categoría, con unas manos de ángel, hizo carrera en el mundo del fútbol dejando siempre el nombre de Almería lo más alto posible. Fue el embajador de aquel Almería de Alfonso García viajando y representando al club por los campos de España. Un caballero, por dentro y por fuera, porque don Jesús Verdejo siempre iba arreglado como Dios manda y con su corbata del Almería, y aquel pin con el escudo rojiblanco. Cuidaba al máximo todos los detalles y los Estadios de Primera División abrían sus puertas de par en par cuando llegaba aquel almeriense siempre con la educación por bandera. Verdejo, don Jesús, era como de otra pasta, o más bien era, quitemos el ‘como’. Siempre a la sombra del presidente Alfonso García, siempre en un segundo plano, pero siempre ahí, para lo que necesitara la entidad, tanto en casa como en los desplazamientos.
Aficionado
Don Jesús ya no asiste al palco del Estadio de los Juegos Mediterráneos, pero no se pierde un partido de su Almería, desde el sillón, disfrutando con las victorias y lamentando las derrotas, pero ahí está, con el equipo de su tierra. Entró en el Almería como Unión el día de su fundación; era socio de los dos Almerías: del CF y del Poli, pero sobre todo es almeriense, muy almeriense. Desempeñó una labor sobresaliente a nivel institucional con otro grande: Manolo García, pero dio el salto al primer equipo con Paco Flores. Su pasión fue el fútbol y su vida, su Almería del alma. Disfrutó también como futbolista y fundó la Asociación de Futbolistas Veteranos, hace 35 años, con cuatro equipos, de la que fue presidente 25 años. Jesús Verdejo ocupa, sin ir al fútbol hoy, y ocupará, un lugar privilegiado en la historia del balompié, tanto del aquel fútbol en blanco y negro, como del actual.
Los jugadores de aquellos dos Almerías en Primera División lo recuerdan como un hombre bueno, educado y siempre correcto. Dejó su puesto para que otro grande, don Luis Guillén, fuera el embajador del Almería por España. Sería una bendición encontrar la pócima para inventar más Jesús Verdejo para nuestro fútbol, hombres como de otro tiempo, de época.
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