La culpa la tiene Francisco

Lo he vivido un par de veces. Pero lo que no pase en Almería... y tenía que ser con Francisco de rival: un entrenador capaz de lo imposible como demostró en el manejo de un partido muy complejo en el Mediterráneo. Me gusta cada día más el Almería de José Gomes como me rindo a la gloria de un almeriense que sabe mucho de fútbol.

El partido lo ganaría el Almería ‘once de cada diez veces’ pero cuando la bola dice de no entrar no hay manera y lo intentó todo desde el banquillo el entrenador y sus jugadores desde el campo. Tenía claro y así lo dije al Carrusel Deportivo que con otro entrenador en el banquillo rival, sería cuestión de tiempo que llegara el gol del Almería, pero Francisco hace milagros con sus equipos y salía una vez más torero de su casa.

Cada partido que veo me gusta más este Almería y entiendo que será cuestión de tiempo verlo en la zona noble de la clasificación, como tengo claro que Umar Sadiq no es Darwin y con el uruguayo del Benfica en Navidad estaríamos en Primera División: seguro.

Esto es la Segunda División y por mucha calidad que tengas cuando se te pone enfrente un equipo como el Girona que juega al límite y con un entrenador que sabe manejar los tiempos: te puedes quedar en blanco como le sucedió al Almería.

Esta ha sido la segunda dosis de la vacuna contra el mal de altura de un Almería que en la medida que no mire al líder y no pregone el ascenso, le irá mejor por la categoría donde los rivales convierten en fiesta cada punto que le quitan. A mediodía del domingo le dije a Rafa que el partido iba a terminar en empate. Algo tiene Francisco que me gusta: vamos a llamarlo duende.

Me gustó mucho el Almería. A Gomes lo que es de Gomes y a Francisco lo que es de Francisco, porque se supo llevar un punto consabor a victoria y prolongar su buena racha con el portugués que no le ha vencido en tres partidos de Liga.

Estas cosas pasan en el fútbol y nos vamos a levantar porque hay plantilla de sobra: pero partidos como el del domingo hacen mucho daño en lo anímico.

La culpa es de Francisco. No tiene nada que demostrar en su amada Almería: pero si alguien se ha olvidado de él, cada vez que viene deja un recuerdo.

Cuando un entrenador transmite y proyecta sus ideas en el campo....

Francisco es el entrenador que más controla un fútbol sin control.