De soñar con el ascenso a luchar para no sufrir en las últimas seis jornadas de Liga. Es lo que le ha ocurrido al Sporting de Gijón. Cuando la pelota echó a rodar en Segunda se colocó en el pelotón de cabeza como firme candidato junto con Almería, Eibar, Real Valladolid e incluso Ponferradina.
Se alzó con el liderato en la cuarta jornada ganando 1-2 al Girona y aguantó en ascenso directo hasta la once... Cayó para no volver jamás a los puestos de privilegio. La derrota 1-0 en Cartagena fue el punto de inflexión, en este caso negativo, para el cuadro de David Gallego, que se fue desinflando de tal forma que en la 31 se situó en el límite de la permanencia al encadenar cuatro derrotas. No fue fácil para una plantilla diseñada para cotas muy altas aceptar que el gran inicio de Liga fue un espejismo, porque en la categoría de la regularidad terminan quedándose arriba los que se lo merecen.
Realidad
El golpe que se llevó el Sporting fue tan duro que sumó diez encuentros seguidos sin conocer la victoria. El candidato al ascenso directo se iba a la parte baja de la tabla sin que cambiara de rumbo. Destituido Gallego y firmado Martí, sus números tampoco han mejorado mucho, y es que el conjunto de El Molinón lleva 41, a siete del Amorebieta que abre las posiciones de descenso. Precisamente el poco saldo de puntuación de los cuatro del vagón de cola le puede facilitar la labor.
No debería complicarse más la vida el Sporting para quedarse una temporada más en la Liga Profesional a pesar de que su meta en agosto era pelear entre los seis primeros clasificados. El Almería aprovechó esos momentos de incertidumbre para vencer en la primera vuelta con gol de José Carlos Lazo tras magnífica acción de Dyego Sousa. Este lunes los dos estarán más necesitados pero por objetivos diferentes. Un histórico del fútbol que quiere vivir tranquilo y analizar el proyecto 2022-2023 con más serenidad. Un líder caído en competición.
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