Era un miércoles de otoño en Valencia y en el Estadio de Mestalla donde jugaba un Almería que llevaba diez partidos sin ganar, y ponía de los nervios a un presidente que había apostado por Francisco para mantener la categoría.
Todo estaba en contra de los rojiblancos que jugaban con la camiseta azul del escapulario blanco, ante 27. 500 aficionados que tenían el estreno en Mestalla del colegiado navarro Prieto Iglesias que indicaba un penalti muy riguroso a favor del Valencia que protestaron los almerienses. Todo indicaba que iba a producirse la derrota rojiblanca cuando al descanso se llegaba con el 1-0 merced al tanto anotado desde los once metros por Jonas, pero saltó la sorpresa y en 8 minutos cambio la historia del equipo y de un Francisco apurado.
Pico y pala
La plantilla de aquel Almería 2013-14 era de artesanía con jugadores en su mayoría protagonistas del ascenso y otros llegados de perfil bajo para ayudar en la tarea de la salvación. Los cedidos eran de mucho nivel como Torsiglieri o Suso, que le dieron mucho al entrenador. Francisco, estaba cuestionado desde el el pitido inicial, pero en solo 8 minutos se puso Mestalla de sombrero: primero con el empate de Torsiglieri y luego con la remontada de Aleix Vidal.
El meta Esteban lo paró todo hasta el pitido final del casero Prieto Iglesias y más de un centenar de seguidores rojiblancos cantaban en el segundo anfiteatro la victoria, ante el estupor de una afición del Valencia que vio como le remontaba un equipo menor con uno de los presupuestos más bajos de la categoría.
Diego Alves
Los dos goles del Almería en Valencia los recibía un portero muy querido de nuestra afición, el brasileño Diego Alves nada pudo hacer ante su frágil defensa, y el equipo de Francisco (que había rozado el triunfo en varias salidas anteriores) se anotaba una victoria que calmó para siempre los nervios de un Alfonso García que le dedicó toda la paciencia a Francisco que a otros había negado por una mínima racha de malos resultados. Su decisión le hizo de oro.
Más dinero
Aquella plantilla y su entrenador tenían muy claro que mantener la categoría era un cheque al portador para su presidente, y larga vida para los profesionales y su cuerpo técnico. Así lograron la salvación en la última jornada empatando con el Athletic y con ello más de 20 millones de aquellos tiempos.
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