Directo a la lista negra

Cualquier derrota duele, escuece, pero la de Girona no se sostiene por ningún sitio. El último varapalo de tal calibre para la Almería no fue hace mucho. En la Copa del Rey 2018-2019 el conjunto rojiblanco recibía un 8-0 en Villarreal, si bien el contexto incluso se podía entender por la diferencia de categoría. Centrados en Primera, hay que remontarse a la 2010-2011 para encontrar el 0-8 del FC Barcelona en el Mediterráneo y el 8-1 del Santiago Bernabéu.

Tampoco se queda atrás el 0-5 contra el Real Madrid en casa; el 5-2 de Eibar y el 6-1 contra el Athletic Club. También hubo un 5-0 en la visita al FC Barcelona.

Esto quiere decir que es la segunda vez en la historia reciente del club que encaja seis tantos en un mismo partido. El Girona marcó cuatro antes del descanso y cuando apretó en la segunda mitad logró dos más. 

Insostenible

Un bochorno de este calibre no se recuerda en tiempos de Turki Al-Sheikh. El naufragio general, más allá del dato que entra en la lista de goleadas históricas, puede tener consecuencias en el desarrollo de la segunda parte de la temporada y eso es justo lo que trata de evitar el Almería, que el 6-2 de Montilivi no se contagie para lo que viene. Ni el propio Rubi había vivido una situación así en su carrera deportiva y hasta explicó que pedir perdón no entra en su vocabulario, pero lo tuvo que hacer en la que fue su casa.

Con 22 jornadas a cuestas el Almería conoce perfectamente sus virtudes y sus carencias. Al cuerpo técnico y a los jugadores se les ha escapado claramente el equilibrio de la balanza y el calendario no invita especialmente al optimismo.

Que queda margen es real, pero para lo bueno y lo malo. Competir es la palabra que más repiten los profesionales y tampoco apareció el viernes. Junto con San Mamés es el segundo mazazo para la nueva propiedad, no acostumbrada a estos marcadores. Lo malo es que los seis goles vienen de un rival que pelea por lo mismo.