Sinceramente no creo que el empate final que el electrónico registró al término de los noventa minutos de batalla sin tregua entre Almería y Cádiz haya dejado contentos a unos y otros por-que ambos necesitaban ganar.
Pero no es menos cierto que sumar un punto y restarle dos al rival en el minuto 94 de partido nos deja a los almerienses un sabor ligeramente dulce. Es uno de esos empates que sabe a victoria porque llegó cuando todo parecía perdido. La historia de los dos primeros enfrentamientos entre Cá-diz y Almería en primera ha tenido el mismo resultado, desarrollo y desenlace. En ambos comenza-ron marcando los visitantes y empataron los locales en el tramo final.
El resultado permite a los rojiblancos alcanzar la cifra de 26 puntos en otros tantos partidos, desde luego insuficientes para conseguir el objetivo de la permanencia ya que con 38 todo apunta a que este curso se va a descender. Antes del tanto de Melero estábamos sufriendo la tercera derrota consecutiva, dos de ellas en casa, el Cádiz nos aventajaba en cinco puntos y nos ganaba en el coefi-ciente particular. Con el tanto del madrileño los gaditanos sólo tienen dos puntos más y el golave-rage particular está igualado.
El problema es que se ha tirado por tierra una gran oportunidad, por aquello de jugar en casa. El calendario nos depara un futuro con siete partidos fuera y cinco en el Power. Si el equipo no espabila en los desplazamientos el objetivo será inalcanzable.
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