LA OPINIÓN: A este paso LA VOZ DE ALMERÍA te va a regalar un viaje para dos personas con todos los gastos pagados a la rueda de prensa de Rubi. Es toda una aventura donde se pueden vivir las mejores experiencias con justificación a todo y a todos. Nada se escapa al verbo conciliador del entrenador catalán. Da para mucho una ‘errepé’ del Míster.
Antes del partido el entrenador del Almería se resistía a llamar final el encuentro contra el Valencia porque “el que gane no se va a salvar y el que pierda no va a bajar”, decía, mientras evitaba lo que todos en la calle pregonaban, que el partido era una final con todas sus letras.
Hay que entender al entrenador del Almería en su intención de liberar a los profesionales de una presión añadida con todo el peso en las botas de jugar en descenso, pero tampoco era una excursión medirse al Valencia en estas circunstancias.
La misma canción
Ya dijo en Girona el entrenador del Almería que se sentía culpable por haberles pedido a sus jugadores “ganar fuera por obligación” y con ello los había desquiciado. Nada de presión a unos profesionales bien pagados y mejor cuidados que cuando se ponen le gana a cualquiera.
Si se juega como se entrena… ya me contarán que hacen esas sesiones a puerta cerrada inventando algo que no vemos. No cambia el entrenador y antes y después de los partidos nos sabemos de memoria sus ‘errepés’ barriendo para casa. Su casa, dígo.
Puntos
El partido frente al Valencia se empezó a poner crudo porque el Almería jugaba con fuego y le daba la pelota y el control del juego a su rival. Pudo pagarlo muy caro pero salió ileso el equipo camino del vestuario porque el equipo de Baraja no tiene gol.
No era una excursión y sí una final como le entendía una afición que casi canta un gol de Chumi en la primera mitad sin un solo corner que celebrar. Había que ganar como fuese y a tenor de la media parte todos eran pesimistas. Yo también.
Locos
Siempre nos quedará ese toque de locura que tiene el Almería y no se entrena y del que no se habla en las ‘errepé’ de Rubi. Salió el equipo desatado del vestuario y en 5 minutos borró al Valencia del mapa y el estadio se vino abajo.
Ni estaba planeado ni entrenado ni leches. El equipo se olvidó de todo y se fue a por la victoria que era lo que necesitaba. Luego el gol del Valencia nos hizo sufrir hasta el pitido final pero así sabe mejor.
No era una final para el entrenador pero tampoco una excursión, digo yo.
Acabo los partidos peor que Rubi.
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