Alfonso García Sánchez le dio muchas vueltas a la cabeza aquel día. No le cuadraban las cuentas viendo que el campo se llenó y se vendieron solo 19.000 localidades. Las cifras no cuadraban y el ‘mosqueo’ fue grande porque la imagen del Franco Navarro era similar a la temporada anterior, incluso los fondos más concurridos y las 5.000 entradas sin vender no se correspondían con el ambiente vivido a lo largo del partido. Algo falló aquel día con Arsenio de estreno, y un Real Madrid que afrontaba un plan renove. El temido 'tifus' de ir al fútbol de 'gorra', ese entrar por la cara en el campo se daba cuando llegaban las grandes citas y los precios no eran para todos los bolsillos. Hoy la palabra tifus no se emplea pero el aquel tiempo resumía lo acontecido.
Pagaron todos
Ese día como la temporada anterior los socios tenían que pagar su entrada con una rebaja, pero no incluía el abono el partido frente a los blancos. El Almería subió su presupuesto y habló de jugar la Copa de la UEFA con fichajes de talonario, que salieron rana en su mayoría.
Desde el palco de autoridades, como antes a pie de campo, el presidente pudo ver el recinto en todo su esplendor y confiaba en por lo menos igualar las cifras de la anterior visita del Real Madrid: pero algo falló.
Inexplicable
Al descanso le informaron de las 5.000 entrada sin vender y eso era un palo muy duro de cara a un presupuesto que se hizo con los números de la campaña anterior. Aquello no comenzaba bien y el agujero en las cuentas se notó desde la primera nómina.
Ya no era solo que se colasen a los partidos, había bajado la venta de abonos y ni el anuncio de algo más que la permanencia llegó a los corazones rojiblancos, que se quedaron con el dinero en los bolsillos y no sacaron el abono con la consiguiente carga económica, para una entidad que no tenía otra fuente de ingresos que la venta de abonos y las taquillas (que salvo en los grandes partidos) eran muy bajas y no cubrían los objetivos marcados en el presupuesto del club.
Todo empezó mal
Perder en casa con el Real Madrid y no cubrir los objetivos económicos pretendidos marcó la temporada que llevó al equipo a caer en picado con el despido de Arsenio, el 9 de enero tras una Liga muy distinta a la proyectada por Alfonso García Sánchez.
Aquello terminó en descenso a Segunda cargados de deudas y rumbo a la desaparición pese al patrimonio de tener campo propio.
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