Antonio Miguel Mateu Lahoz es un árbitro de imborrable recuerdo para el Almería. En Segunda y en Primera dejó su huella con actuaciones que tuvieron una enorme repercusión y no precisamente por favorecer el club rojiblanco. La Liga del ascenso del Almería de Emery en la segunda jornada de la competición ya dejó al equipo rojiblanco con 8 jugadores expulsando a De Palmas, Acasiete y Ortiz; al médico del equipo y hasta al preparador de porteros. Ganó el Murcia en La Condomina por 3-2.
Parecía que aquello iba a ser lo nunca visto para el emergente colegiado valenciano que repitió con los rojiblancos el 26 de noviembre en el Mediterráneo y esta vez acabó de portero Santiago Acasiete y salía protegido por la Policía.
No había manera
La semana previa al Almería-Xerez se encargó Unai Emery de pasar página ante la designación de Mateu como colegiado. Ni una palabra salió por su boca salvo la de pasar página y no mirar al pasado ya que lo de Murcia fue muy gordo y no se debía de repetir aquella imagen.
El partido transcurría por los parámetros propios de un choque regional de Segunda División, hasta que explotó. Ganaba el Almería gracias a un gol de Crusat a pase de Miguel (anotado en el minuto 26) y hasta había expulsado al azulino David de Cos en el minuto 54 pero... abrió la lista Mané al ver la segunda amarilla en el 84 y no paró, ya que en el 92 también por doble amarilla se marchó Crusat a la caseta y Bruno con roja directa en el 88 de partido. Pese a todo seguía ganando el Almería con 8 a un Xerez con 10.
Penalti
Emery formó dos líneas para arropar a su portero Westerveld que cometió penalti y vio la cuarta roja para el Almería, y tuvo que ponerse bajo los palos un Santi Acasiete que en el 97 no pudo impedir el tanto del empate anotado por Luque, ante el clamor de los 6.900 espectadores que habían asistido al bochorno de ver como la Policía tenía que intervenir en la expulsión de Pepe Murcia, entrenador azulino, que también fue expulsado por Mateu.
Protegido
Con cuatro expulsiones en diez minutos sabía Mateu Lahoz que no iba a salir a hombros del Estadio Mediterráneo y tuvo que intervenir la Policía porque no había techo en la entrada a vestuarios y los aficionados se concentraron a la puerta del túnel.
Protegido, abandonaba el campo y comenzaba una leyenda que no acabó en Segunda y siguió en Primera.
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