Ejemplar prueba de madurez de la afición

No me parece nada exagerado calificar como bochornoso el espectáculo que la UD Almería ofreció a toda su enorme masa de seguidores, más de catorce mil que jornada tras jornada pueblan las gradas del Mediterráneo. Durante el partido y a la finalización del mismo la decepción, la sensación de haber sido humillados y de haber dejado en mal lugar la imagen de nuestro equipo y de nuestro club presidía los corazones de los abonados del cuadro indálico.

Tratando de buscar consuelo al chasco recibido en Nervión dos grupos de aficionados se desplazaron hasta la llegada de los jugadores para pedirles explicaciones por el mal trabajo realizado en tierras sevillanas. Un grupo se desplazó hasta el Aeropuerto y otro al Estadio.

En el aeropuerto los seguidores le reprocharon a los futbolistas el lamentable espectáculo que habían ofrecido, que no se trataba de pedirles explicaciones por perder, como no lo hicieron cuando se cayó en Villarreal, sino por la imagen que dieron. Siempre de forma correcta y con exquisita educación dominando, como no podía ser de otra forma, el desencanto que en esos momentos les embargaba.

Vestuario

Los capitanes dieron la cara, le manifestaron a los abonados que ellos también estaban frustrados, que van a hacer todo lo que esté en sus manos para salvar al equipo y que les pedían su apoyo para entre todos sacar la nave rojiblanca a flote. El amor a los colores explotó al final del diálogo con una aplauso de ánimo a los futbolistas.

Otro grupo se dirigió en los mismos términos a los jugadores a su llegada al Estadio. Diálogo, educación y un sentimiento mutuo de amor a Almería y al Almería presidió el encuentro.

Un signo más de la madurez de una afición almeriense que hoy más que nunca es de Primera en todos los órdenes, tanto deportiva como cívicamente.

El domingo frente al Granada, una prueba de fuego para unos, los profesionales, y para los otros, los almeriensistas.