No se recuerda una situación así desde el último descenso, allá por 2015. La mayor crisis de la UD Almería con Turki Al-Sheikh a los mandos activa la alerta máxima y no solo era cuestión de Vicente Moreno. El entrenador valenciano no ha logrado hacer llegar su mensaje al vestuario y no ha tenido ni la opción de sentarse en el banquillo este domingo contra el Granada. La situación era insostenible, con la afición pidiendo explicaciones y una clasificación que pone nervioso a cualquiera. Ya no es solo ir último, sino que los puestos de permanencia se empiezan a escapar.
Ha habido momentos difíciles para la cúpula rojiblanca, pero ninguno como el actual. En la primera temporada con el ministro saudí se produjeron demasiados cambios porque había prisas por ascender. Emanuel, Guti, el tándem Silva-Nandinho y hasta Gomes para el Play Off. En el segundo el propio José Gomes fue de más a menos y Rubi llegó sin tiempo para hacer milagros en las eliminatorias. El técnico catalán superó marejadas en el año del ascenso, cuando el Covid-19 y las lesiones golpearon al equipo; e incluso su puesto quedó en entredicho el curso anterior encadenando cuatro derrotas seguidas y cayendo al descenso en la séptima jornada al salir goleado de San Mamés por 4-0. Ganarle al Rayo Vallecano le salvó. También se tambaleó con el 6-2 de Girona allá por febrero, aunque la clasificación le sostuvo.
Inesperado
Cabe recordar que el Almería actual, el de Turki, sabe convivir con el descenso. Llegó a ser penúltimo en la Liga anterior con una enorme diferencia respecto a la actual: estaba a tiro de salir y las sensaciones eran distintas. Lo que el Almería de Moreno ha mostrado en el inicio de campeonato -sin contar el bochorno de Sevilla- es una puesta en escena aceptable, estadísticas superiores al rival, y ninguna victoria. Y los marcadores mandan en el deporte. En el Sánchez Pizjuán el equipo no ofreció absolutamente nada. Se vio desbordado física, técnica y tácticamente por su rival. La gota que colmó el vaso y que provocó la reacción inmediata de Turki, El Assy y Gonçalves.
Méritos propios
No es solo el hecho de llevar dos puntos y la friolera de dieciocho goles en contra, sino el rumbo que ha tomado el Almería. Con la mayor inversión de su historia, igual que se le exigía a Vicente Moreno también la plantilla debe dar un paso adelante y asumir responsabilidades. Colista por méritos propios, lo del Granada es una final con mayúsculas porque no hay término medio: salir del fango o hundirse. La afición ya ha dicho "¡basta!". Quiere ver a su equipo competir. Ha aguantado seis jornadas en blanco porque al menos había espíritu y ganas en el césped. Lo del Pizjuán no lo acepta de ninguna manera.
El Almería de Turki vive su momento más delicado.
El partido contra el Granada es determinante.
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