Un futbolista que sigue sus propias reglas, su instinto, pero que a su vez debe ser una esponja y adquirir conocimientos de este deporte porque solo tiene 19 años. Luka Romero fue el segundo fichaje de invierno del Almería y el último en tener la oportunidad en el once. Posaron en el escaparate por delante de él Choco Lozano, Aleksandar Radovanovic, Bruno Langa y hasta Jonathan Viera. Dicen que lo mejor siempre llega al final, y así fue.
Porque al jugador cedido por el AC Milán no le dio miedo ni la dinámica rojiblanca ni el gol de Ángel Correa. Cuando Garitano habla de “aire fresco” con las cinco incorporaciones del mercado invernal no solo se refiere a la aportación puramente técnica y táctica, sino mental. Quedó demostrado en el Mediterráneo que el fútbol es un estado de ánimo y tanto Luka Romero como Jonathan Viera, o viceversa, no se han contagiado del virus del empate y la derrota que reina en el vestuario y en el entorno desde agosto, o mayo si se quiere tomar como punto de referencia el 3-0 al Mallorca de la pasada temporada. Estos dos jugadores están fuera del ambiente viciado, algo normal en una situación así.
En forma
Fue el propio Garitano quien deslizó la posibilidad de que fuera protagonista en la previa del Atlético de Madrid, pero seguro que el técnico no esperaba una respuesta tan contundente porque el argentino levantó la voz con la pelota.
Compartiendo banda con Marc Pubill, también de lo mejor, poco a poco fue conectando con Jonathan Viera -dicen que entre los buenos se entienden- y fabricaron el 2-2, pero antes de ese gol, Luka rompió la racha de cinco partidos sin celebrar gol en casa con un disparo desde fuera del área sin mirar a puerta, como hacen los grandes, porque es puro instinto, el saber que cuando golpeas la pelota solo un paradón del guardameta, en este caso Jan Oblak, puede evitar que toque la red.
Esta es la parte de los elogios para Luka Romero, pero también hay que echar el balón al suelo, que mucho dulce también pica diente.
Esponja
Luka es el rebelde de la clase, el que se sale de un fútbol robotizado. Cada vez son menos los jugadores desequilibrantes, que encaran, que hacen cosas diferentes. Este deporte ha avanzado en esa dirección y el Almería tiene excepciones con Jonathan Viera y su compañero cedido por el Milán. Físicamente no te van a aguantar ahora un partido entero, aunque mientras están transmiten la sensación de que la pueden liar en cualquier instante. A Viera poco le van a enseñar ya a sus 34 años, pero al internacional argentino sí toca guiarle porque tiene mucho por recorrer.
En un Almería colista y con un nivel bajo durante todo el campeonato a tenor de los resultados, él sabe que es el trampolín perfecto. Firmó hasta el 30 de junio y cada minuto es una oportunidad. A la falta de felicidad un poco de fantasía con deportistas de este nivel. Viera y Luka, Luka y Viera. Tal para cual. Qué pena que los dos hayan llegado tarde al Almería.
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