La Primera División le ha venido grande a la UD Almería. Es el resumen de la temporada a la que aún le quedan once jornadas, quizá demasiadas en cuanto a número pero suficientes para ir haciéndose a la idea de que a partir de ahora solo queda ponerle fecha al descenso matemático. Una lástima porque incluso ganando en Vigo era complicado seguir en la máxima categoría, aunque hubiera permitido sacar la calculadora y mantener un poco la esperanza de que esta plantilla sería capaz de romper con la historia, con la estadística, y dejar por detrás a tres adversarios. Porque en Balaídos, dicho por el propio entrenador y los futbolistas, pasaba el último tren de la campaña y decidieron no subirse a él, o directamente no pudieron, porque con 27 encuentros a cuestas ya la gran duda es si se trata de querer o poder, y parece que se trata de lo segundo.
Capacidad
Competir te puede acercar a sumar puntos, y nada más. La realidad del fútbol es el marcador final y el Almería se queda atascado con 9 en su casillero. En cuanto han subido la presión y la necesidad de sacar adelante un partido los futbolistas se han vuelto a caer. Bien por el planteamiento de Garitano, el peso de tantas jornadas en blanco, o también la facilidad del rival, en este caso el Celta, para encontrar sus debilidades, la realidad dice que la Primera se queda enorme.
Ya dio una pista el míster en la previa cuando explicó que las características del bloque “son más técnicas y ofensivas que de fortaleza y defensivas”. Él aceptó venir en octubre sabiendo lo que había, y hace bien en explicar públicamente uno de los muchos problemas que arrastra la planificación de la temporada. Porque a la hora de bajar al barro y fajarse con rivales directos no han estado a la altura, y esto viene desde la etapa de Vicente Moreno. Si no has ganado a ningún equipo de abajo es imposible que puedas pensar en salvarte.
Lo mismo
Sucedió contra el Mallorca, el Deportivo Alavés y por último en Vigo. En cuanto suben los decibelios y se abre un poco la puerta del tren de la permanencia directamente el equipo se encarga de cerrarla con malas sensaciones y peores resultados. Cierto es que la noche se complicó con el duro golpe que se llevó Luka Romero, la expulsión de Bruno Langa y la lesión de Leo Baptistao, pero es que ni en igualdad numérica el Celta se vio presionado o agobiado por el Almería. Solo un tiro al palo y posterior rechace fue todo el caudal ofensivo. Y gracias a que Maximiano está en un nivel top y Pubill le sigue, porque junto al esfuerzo y jerarquía de Radovanovic fueron los únicos que se salvaron de la última hecatombe. Del resto nada se supo en Balaídos.
Adiós
Hacerlo bien con los grandes no es suficiente. Llevarse los elogios de Real Madrid, FC Barcelona y Atlético de Madrid no da puntos. Al final la realidad se acaba imponiendo y a 15 de salir quedando 33 en disputa significa que el Almería no se ha merecido seguir en Primera. Cuando hay presión todo se desmorona. Baptistao, que terminó lesionado en el tobillo, Ramazani, Arribas, Lopy y Centelles no aportaron nada al Almería en la segunda mitad. Garitano contaba con buen fondo de armario pero ninguno, excepto Maximiano, Pubill y Radovanovic, rindieron al nivel que exigía el duelo con el Celta. Los que salieron desde el banquillo no mantuvieron el ya de por sí bajo nivel del resto. El próximo lunes llega el Sevilla.
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