Solo quedan cinco jornadas como local para despedirse de Primera División y ya va siendo hora de saldar deudas con los fieles aficionados de la UD Almería, que han soportado la peor Liga de todos los tiempos dentro y fuera de casa. Ni una sola victoria han podido aplaudir en el Mediterráneo y Pepe Mel es el cuarto entrenador que lo va a intentar. ¿Lo logrará?
Precisamente ha sido el madrileño con su victoria en Las Palmas el que ha puesto el punto y final a una racha que no entendía el fútbol español. Ha nacido un nuevo Almería a tenor de los comentarios de la calle y se espera la llegada de la primera victoria para espantar todos los fantasmas que se han unido en una sola campaña para arruinar las ilusiones de una grandísima afición.
Sorprendido
Apuntaba Pepe Mel en su presentación como entrenador del Almería que desde el sofá de casa veía a una afición muy viva y entregada a su equipo. Notaba que no era normal su fidelidad y el comportamiento era digno de elogio. Dice que ha visto muchos partidos en el Mediterráneo donde ha dirigido como técnico rival, pero en su estreno, como ya hizo en Gran Canaria, lo cambia todo por la victoria porque ahora lo de jugar bonito queda en un segundo plano.
Estamos ante la llamada Liga de Pepe Mel, que contempla diez partidos y nadie hace cuentas porque la Segunda se acerca y tienen claro el entrenador, como sus jugadores, que ahora se trata de ganar partidos y luego hacer balance de gestión. Son los futbolistas a los que les sobran los motivos para ganar y acabar con la mala racha. Basta con ganar como hicieron en Las Palmas y esos que se marchan a casa tristes volverán a sonreír en una temporada que ya forma parte de la historia del club rojiblanco y no es en sentido positivo.
Convencido
El entrenador ha liberado a los futbolistas de toda presión y han levantado la cabeza sabiendo que no son inferiores a nadie. Tienen la pesada losa de estar lejos de la permanencia en Primera y así no se compite bien, pero si el técnico ya les liberó, ahora les ha convencido de que pueden hacer una buena serie de resultados para asomarse a la gesta. Mel no va a bajar al Almería y ese ha sido su mensaje para el vestuario.
Los profesionales son los más afectados por la situación del equipo, y la celebración en Las Palmas era la de un vestuario vivo que necesitaba aire fresco. Mel se lo ha dado y no hay que mirar más lejos del siguiente duelo y sacar los puntos. No queda otra con la clasificación recordando los números.
Obligado
Aquel que veía al Almería desde el sofá se sentará en el banquillo para dar órdenes a sus jugadores sobre la marcha, tras 15 días para preparar un encuentro reparador del honor del vestuario hacia su afición. Conseguir una victoria en casa frente a Osasuna será devolver la ilusión a la grada, quizá no para mantenerse en Primera, pero sí para ir puliendo la plantilla de cara a la próxima campaña. Hay mucho en juego para todos en el Mediterráneo.
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