Aparece Andrés Cayuela

El mítico portero del Almería

Andrés Cayuela mantiene la viva estampa de un gran portero.
Andrés Cayuela mantiene la viva estampa de un gran portero. Tony Fernández
Tony Fernández
14:00 • 11 may. 2024

Uno de los mejores porteros del fútbol almeriense sigue vivo y no ha desconectado del Almería que es su club. Le buscamos por toda la ciudad y parecía que se lo había tragado la tierra hasta que este mediodía a las puertas de la Iglesia de San Isidro en Regiones me ha parado como en sus buenos tiempos. Un paradón en toda regla como en aquellos campo de tierra donde "me daba 'barrigazos' por el Almería y ahora soy abonado y voy con mi nieto que esta haciendo la Primera Comunión", me comentaba a la sombra de un ficus donde más de cien familiares esperaban la salida de los niños para comer como Dios manda. Ha sido una parada típica de Cayuela ya que nos hemos quedado mirando y diciendo: "a éste lo conozco yo". Pasaba de largo y al grito de Tonyyyyyy me giro y veo a Andrés Cayuela tan feliz al borde de los 60 años. Le tiro unas fotos y le cuento que lo estamos buscando para sacarlo en LA VOZ y va y me dice: "yo sigo viviendo en Almería y me faltan cinco años para jubilarme". No me pregunta si he dejado la profesión porque siempre me sigue desde aquellos tiempos a comienzos de los ochenta cuando la plantilla del Almería estaba plagada de jugadores de la tierra. Cayuela era un gran portero pero destacaba más por su forma de ser, poniendo una sonrisa a los malos tiempos. Hasta cuando Pepe Meca se despistaba con la nómina se reía.



Hoy Andrés Cayuela es un abuelo feliz que le cuenta a su nieto las batallas de la juventud por los campos de Andalucía cuando la Nacional 340 era de obligado tránsito y no había Autovías para los desplazamientos. Le tiraban de los pelos y le daban patadas cuando iba a por la pelota detrás de las porterías en aquellos campos de tierra con la afición a medio metro de los jugadores. Nunca tuvo problemas y hasta los más forofos terminaban saludando a Cayuela porque siempre ha tenido el don de la comunicación. Román se ponía de los nervios cuando lo veía junto a los aficionados del equipo rival.



Leyenda



Para los más jóvenes debo recordar que cuando Andrés Cayuela firmó por el primer Polideportivo Almería de la historia no comía del fútbol y trabajaba con su amigo Rafael Úbeda Ramal en las tiendas UBERAM. El fútbol era su pasión pero el suelto que llegaba a casa era de aquellas jornadas entre clientes hombre y mujer en plantas separadas donde Andrés Cayuela tenía muchas novias pero se casó con una y sigue siendo su mujer y la abuena de sus nietos. Un portero de los que se dicen 'guaperas' con pose de Iker Casillas y valiente en los campos de tierra. Él nunca le quiso llamar 'encerrona' a muchos de los partidos que disputó fuera de casa pero era lo más parecido. Jugó en un Almería plagado de jugadores de la tierra y el núcleo duro del vestuario con los Andújar, Manolillo, Antonio Ramón, Asensio... era tan fuerte que los que llegaban de fuera se tenían que meter en harina para ser como ellos. Jugó hasta en la Segunda División B y emprendió nuevos destinos pero aquella pareja de poteros formada por Juanjo y Cayuela en el primer Poli quedará para el recuerdo con Juan Antonio Román y Manolín Artero.



Presente



Ahora Cayuela es un señor con traje y corbata que cuenta sus batallas a su nieto sentado en una butaca como abonado del Almería. Le gusta pasar inadvertido (algo que nunca consiguió) y como al pequeño de la casa no se lo va a decir sirva esta noticia como regalo de su Primera Comunión y sepa que su abuelo es una persona maravillosa desde su tierna juventud. Lo digo porque soy 5 años mayor y nos recorrimos los campos de Tercera y Segunda B en nuestra juventud. Muy trabajador y querido por todos en el vestuario. Ponía de los nervios al presidente Pepe Meca y a su entrenador Juan Antonio Román cuando al llegar a los campo de tierra les decía: "Yo aquí no me tiro, si me tienen que meter gol me da igual". Nos partíamos de risa viendo la cara del presidente y el entrenador que al finalizar el partido se lo 'comían a besos' porque había salvado al equipo con sus paradas. Teníamos muchas ganas de vernos y tuvo que ser como un bonito regalo de Primera Comunión.



Han pasado casi 40 años de la última vez que nos vimos y seguimos siendo dos niños.



Para el nieto de Andrés Cayuela.


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