Cuando ayer se extrajo la bola del Almería y vi que el rival para octavos de final de la Copa del Rey sería el Leganés, no pude evitar recordar aquel domingo 29 de mayo de 2022, día en el que el Almería se proclamó campeón de Segunda División tras su partido en Butarque. A pesar del empate, nos proclamamos campeones de Segunda División, y sí, he dicho proclamamos. Hoy me pongo la bufanda para contar mi experiencia en el partido más importante de la 'Era Turki'.
Historia
Me encontraba en Madrid, en pleno periodo de exámenes finales de enero. Y recuerdo hablar con Jorge (mi compañero de clase y fiel seguidor del Leganés). Incluso llegamos a bromear con la posibilidad de que el Almería ascendiera en Butarque, hasta que un día soltó la mítica frase: "No hay huevos a que, si el Almería asciende en el campo del Lega, te tiñes el pelo de blanco". Y en eso quedó. Todo el mundo sabe lo que sucedió, y yo cumplí mi apuesta y me pasé hasta septiembre con el pelo de un 'pollo'. Pero vamos a centrarnos en lo importante: el día del ascenso.
Recuerdo haber ido un par de días antes del duelo en Cercanías desde la casa de mi tía en Vallecas (donde resido en época de exámenes) hasta la parada de Zarzaquemada, para recoger las entradas con mi compañero de carrera. El recorrido, de aproximadamente 30 minutos de ida, fue solo para recoger las entradas de amigos y conocidos que aprovecharon que estaba en las taquillas del Lega para hacerme con las suyas. Sin embargo, la noche del sábado se me hizo difícil dormir; recuerdo acostarme mirando apuntes de los exámenes que tenía la semana siguiente y no ser capaz de que me entrase el sueño.
Ya el domingo por la mañana, me puse la camiseta del Almería, concretamente la de Dyego Sousa. Me colgué la bandera del ascenso de 2011 a Primera División y salí hacia el punto donde habíamos quedado varios almerienses residentes en Madrid para hacer una previa como 'Dios manda'. Me tomé un café en el barrio con mi tía y emprendí la ruta hacia la parada de Menéndez Pelayo, donde nos reuniríamos para ir juntos a Leganés.
Málaga, punto de inflexión
Una vez llegamos a Leganés Central, emprendimos camino hacia la Plaza Mayor, donde almorzamos e hicimos tiempo en el enorme recinto que se tiñó de rojiblanco. Allí vi a varios peñistas con los que había viajado a Málaga junto a mis amigos de toda la vida. Otro día histórico. En especial, creo que aquel día en Málaga se forjó un sentimiento especial, un punto de inflexión que marcó un antes y un después en los aficionados de la UD Almería. Fue la consagración de los 'On Tour'.
Sin desviarme del tema, el partido comenzaba a las 20:00. Los desplazados hasta la Plaza Mayor emprendimos la ruta hacia Butarque sobre las 17:30. Según Google Maps, eran 30 minutos a pie, pero se hicieron muy amenos gracias a los cánticos y, claro, a las cervezas que llevábamos tomando desde las 13:00 en un local al que 'le hicimos el agosto'. La afición rojiblanca invadió las calles de Leganés. Los leganenses miraban atónitos ante la gran animación que había un domingo cualquiera por sus calles.
Ya en los aledaños de Butarque, me separé para saludar a mi compañero de clase y conocer a su padre, Félix Blázquez, una gran persona que preside el CD Candil de Leganés. Tras esta visita exprés, fui en busca de Jesús García (exjugador de las bases del Almería y sobre todo gran amigo), con quien entraría al estadio para presenciar el duelo. Antes, dimos una vuelta para comprar víveres como agua, que eran más que necesarios para afrontar las dos horas de encuentro.
Inicio del encuentro
Una vez dentro del estadio, no había marcha atrás. El partido comenzó, pero no de la mejor manera para el Almería. En la primera jugada casi nos anotan; menos mal que fue fuera de juego. El Leganés no se jugaba nada, pero despedían a una leyenda como Javier Eraso y no querían hacerlo con derrota. En el minuto 9, los locales se adelantaron. Las caras largas comenzaron al ver cómo se escapaba un ascenso que ya había estado en nuestras manos la semana anterior contra el Alcorcón.
Por suerte, apareció Rodrigo Ely, como siempre cuando se le necesita, y empató el marcador. Pero antes del descanso, Omeruo anotó a balón parado, igualando el tanto del zaguero brasileño. En el descanso, todo el mundo tenía el teléfono en la mano, viendo los resultados de Valladolid y Eibar, que podían enviarnos al Play Off. Y así fue. Estuvimos en puestos de promoción varios minutos. A pesar de que Sadiq igualó el encuentro con un golazo marca de la casa, seguíamos siendo equipo de Segunda. Las caras eran larguísimas, porque anotarle otro gol a ese Leganés parecía misión imposible.
Hasta que Aaron Martínez del Diario de Almería, que estaba a mi lado, cantó el gol del Alcorcón. Al unísono, en toda la grada visitante se escuchó: ¡Goooooooooool! Era casi el minuto 90, y el balón lo tenía Ramazani en tres cuartos de campo. Hasta que no lo vi, no lo creí: el mismo equipo que no nos permitió ascender en casa nos daba el ascenso fuera.
Pasión
Recuerdo que los cinco minutos que dio el árbitro de añadido se los pasó Dyego Sousa en el córner, aguantando el balón y celebrando cada posesión extra como si de un gol se tratase. Con el pitido final en el partido entre Alcorcón y Eibar, sentí una liberación inmensa. Derramé lágrimas a borbotones. Éramos equipo de Primera División, y el fondo visitante de Butarque se convirtió en una fiesta.
Ojalá poder vivir algo similar este año, pero con menos sufrimiento.
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